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Fue al doctor por un sarpullido y le detectaron grave enfermedad: "Esta batalla constante me ha quitado la vida"

Una cruda historia es la que protagoniza Becky Bowes, joven de 25 años que acudió al médico por un simple sarpullido, pero que en realidad se trataba de un cáncer que tenía desde hace media década.

Una enfermedad que se pudo detectar antes

La mujer fue al dermatólogo para consultar por unas manchas que le aparecieron en el brazo, pero el médico le encontró algo mucho más aterrador: un bulto del tamaño de una pelota de golf oculto en su cuello, el que tenía desde hace cinco años.

La diagnosticaron un cáncer papilar de tiroides que también hizo metástasis en sus pulmones. A pesar de que había tenido algunos síntomas, nunca le prestó mayor importancia, según publicó Daily Mirror.

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De hecho, antes de su diagnóstico, Becky también padecía depresión, enfermedad que puede estar relacionada con afecciones tiroideas como el cáncer.

"Me siento muy decepcionada con los médicos por no haberme hecho más pruebas antes de recetarme antidepresivos. Si lo hubieran hecho, lo más probable es que mi cáncer no se hubiera propagado. Es difícil saberlo, pero es posible que mi calidad de vida fuera diferente", argumentó.

"Esta batalla constante me ha quitado la vida por completo"

Tras su diagnóstico, en mayo de 2020 se sometió a una cirugía para extirparle la tiroides y 22 ganglios linfáticos y se sometió a diferentes sesiones de radioterapia.

Tras superar el tratamiento, fue diagnosticada con síndrome de fatiga crónica, lo que le impide pasar el día sin una siesta larga. "Me cuesta mucho ver a otras personas de mi edad, salir y vivir sus vidas, mientras que yo no puedo hacer las cosas más básicas. No soy una chica normal de 25 años. Estoy estancada sin hacer nada, y si me exijo demasiado, termino postrada en cama", relató.

"Esta batalla constante me ha quitado la vida por completo. No podía creer que (el bulto) hubiera estado ahí tanto tiempo y no me diera cuenta. Los médicos me dijeron un par de veces que era poco probable que fuera cáncer, aunque en el fondo sabía que lo era", añadió.

A pesar de que mantiene la enfermedad controlada, confesó que tiene miedo de sufrir un cáncer secundario o de no poder tener hijos. "Me hago análisis de sangre cada seis meses para asegurarme de que el marcador de cáncer no haya aumentado", cerró.

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