Columna de Mauricio Morales: "Amor de pobre"
- Por Mauricio Hidalgo
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
En la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2021, Kast derrotó a Boric en Tarapacá, Maule, Ñuble, Biobío, La Araucanía, y perdió estrechamente en Arica y Parinacota, Los Ríos y Los Lagos. Boric sacó ventaja, entre otras, en Atacama, Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso y O’Higgins.
Pero su victoria fue maciza, principalmente en la Región Metropolitana, en especial en las comunas con mayor porcentaje de pobres. En La Pintana, por ejemplo, Boric se impuso con un 72,93%, en Lo Espejo con 73,12%, en San Ramón con 69,57%, en Renca con 71,77%, y en San Joaquín con 71,08%.
Dicho en otros términos, Boric limpió a Kast en el mundo popular y más que lo duplicó electoralmente. Fue una paliza de aquellas. Y no es que, necesariamente, estos segmentos hayan escogido a Boric solo porque querían evitar el triunfo de Kast, pues en la primera vuelta, Boric también fue primera mayoría en estos municipios.
Al parecer, lo que explicó su éxito en estas comunas fue su capacidad para canalizar las históricas demandas de igualdad de oportunidades y justicia social. Para bien o para mal, dichas demandas estaban presentes tanto en su programa como en los primeros borradores de la nueva Constitución. Boric, entonces, representó la esperanza de los más pobres que, por cierto, se desilusionaron rápidamente de su Gobierno. Pero eso es otra historia.
Ir a la siguiente nota¿Qué candidato hoy está en condiciones de ganarse el corazón de los más desposeídos? Debiese ser Jara por una cuestión natural. Representa un partido que tiene como bandera de lucha el fin del capitalismo y una sociedad igualitaria, pero dado que los pobres están decepcionados del Gobierno, parece ser una candidatura poco creíble en esta dimensión.
Kast no sale de criticar al Gobierno por la mala gestión en seguridad, y promete mano dura, junto con rebajar el gasto fiscal. Es cierto que para los pobres la seguridad pública es un tema muy relevante, pero el candidato aún no muestra un programa claro que vaya en su ayuda.
Matthei, rodeada de economistas del más alto prestigio —creo que son 40— todavía no suscribe un compromiso firme con estos segmentos, y se ha limitado a decir que recibirán un Gobierno quebrado y sin recursos. ¿Qué esperanza pueden tener los votantes pobres frente a una candidatura que, desde ya, anuncia que habrá restricción presupuestaria y que, en consecuencia, ellos deberán seguir esperando?
A lo mejor esto explica por qué, según Pulso Ciudadano, su intención de voto es del 21,8% en el segmento ABC1 y de tan solo el 11,1% en el D-E. Lo que debiese tener en mente la candidata es que en Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea el voto ya está definido y que ahí la elección ya se jugó. Por tanto, no le vendría nada de mal darse una vuelta por la periferia, más aún si es acá en que los niveles de indecisión son más altos.
De acuerdo con Pulso Ciudadano, los indecisos representan el 5,2% en el estrato ABC1, mientras que en el D-E la cifra llega al 21,3%. Incluso, una visión más laxa de lo que son los indecisos en que se suman las opciones "medianamente", "poco", y "nada" decididos, el porcentaje alcanza el 36,8% en los segmentos de menores ingresos.
Parisi, en tanto, sí ha entendido de qué se trata el "voto popular", y pretende dar la sorpresa de la mano de los pobres. Recientemente ha hecho propuestas concretas que, siendo buenas o malas, podrían convencer a los indecisos. Entre ellas, un "retiro" responsable de los fondos de las AFP, una especie de "chao Dicom" para los adultos mayores y una rebaja al impuesto específico de los combustibles.
Parisi comprende que la gente vota con la cabeza cuando se trata de combatir la delincuencia y promover el empleo y el crecimiento económico sobre la base de propuestas racionales; con el corazón cuando hay candidatos muy carismáticos capaces de movilizar electores por su sola presencia; y con el bolsillo cuando hay que conquistar el apoyo de personas que están con las deudas hasta el cuello y que no llegan a fin de mes.
Estos electores, tremendamente desafectos y con claros signos de rabia hacia la élite, son quienes podrían inclinar la balanza. Lo curioso es que varios candidatos les hacen el quite, se sienten incómodos con ellos, no los conocen y les temen. ¿Por qué aún no hay actos masivos de campaña en Pedro Aguirre Cerda, Lo Espejo, La Granja o La Pintana? La respuesta es muy simple: existe terror al bochorno, a las pifias y a encontrarse de frente con una realidad que no quieren ver.
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