¿Cómo mantener fresco el cilantro? Los consejos y métodos de almacenamiento que debes conocer
- Por Cristian Latorre
El cilantro es una hierba que se complementa con varios platos, ensaladas y salsas, por lo que mantenerlo fresco y en buen estado es una necesidad para las familias.
Entre los beneficios de esta hierba resaltan una gran cantidad de antioxidante y vitaminas, como la K, A y C. De hecho, en un puñado del tamaño un poco más grande que una pelota de ping-pong se puede encontrar cerca del 16% de la ingesta diaria recomendado para la vitamina K.
¿Cómo mantener fresco el cilantro?
Según informa Infobae, existen varias maneras de mantener fresco el cilantro.



- Lo primero es lavarlo bien: enjuaga el cilantro con agua fría para eliminar cualquier suciedad o residuo que exista, con el fin de asegurar que tu cilantro esté limpio y libre de contaminantes.
- Después, sécalo utilizando una toalla de papel o una centrífuga de ensaladas y verduras. Asegúrate de eliminar la mayor cantidad de humedad posible, porque o si no se puede pudrir.
- Por último, recorta el tallo de esta hierba a una altura de entre 1 a 2 centímetros. Esto ayudará a que absorba mejor el agua durante su almacenamiento y se mantenga fresco por más tiempo.
Métodos para almacenar el cilantro
Vaso con agua
Recorta los tallos del cilantro a unos 2-3 centímetros e introduce la hierba en un frasco o vaso con agua, tal como si se tratase de un florero. Cubre las hojas con una bolsa de plástico o de silicona reutilizable. La bolsa debe quedar como una banda elástica alrededor del frasco.
Cambia su agua cada 2 a 3 días y guárdalo en el refrigerador.
LO ÚLTIMOPapel húmedo
Guardarlo en un papel húmedo también es una excelente opción. Envuelve el cilantro en toallas de papel un poco húmedas y colócalo en una bolsa de plástico o un recipiente hermético. Finalmente, guárdalo en el cajón de las verduras.
Congélalo
Esta es la mejor opción para que dure más tiempo. Pica el cilantro y deposítalo en bandejas para cubos de hielo. Luego, llena los compartimentos con agua o aceite de oliva y congélalos.
Cuando quieras usarlos, mueve los cubos a una bolsa hermética y podrás usar las porciones individuales cada vez que quieras.
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