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Mauricio Morales y encuesta Cadem de este domingo: "El frenazo del proceso constitucional y el baile de máscaras"

¿Qué pasó?

El académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, analizó los resultados de la Encuesta Plaza Pública de Cadem de este domingo 6 de noviembre, hablando de un "frenazo en el proceso constitucional".

El análisis de Morales

Las cifras para el gobierno son dramáticas. La última Cadem muestra que la aprobación presidencial llegó al 25%, a lo que se añaden expectativas económicas negativas, un proceso constitucional trabado, y niveles decepcionantes de confianza en las instituciones representativas de la democracia.

Es en este contexto en que el gobierno pretende sacar adelante la reforma tributaria y la reforma al sistema de pensiones. No tiene los votos y tampoco la fuerza política suficiente para hacerlo. Y, para colmo, la encuesta muestra un retroceso significativo en los apoyos a una nueva Constitución, asunto instalado en el corazón de Apruebo Dignidad.

Se supone que en noviembre tendremos un acuerdo político para avanzar, pero es muy probable que eso no ocurra. Primero, porque los actores enfriaron el proceso y el gobierno abandonó su ímpetu constitucional, concentrando la agenda en los temas más relevantes para la ciudadanía. Segundo, porque los partidos comenzaron a sacar cuentas. La derecha cree que en una elección de convencionales los grandes favorecidos serán el PDG y Republicanos. La izquierda, por su parte, estima que en esa elección de convencionales los resultados tampoco le serán favorables, pues enfrentarán esos comicios con bajos apoyos al Presidente y al gobierno, lo que anticipa una dura derrota. Sí, otra más.

Entonces, ¿quién tiene incentivos para avanzar en el proceso constitucional? Hasta ahora, nadie. Sorprende que la derecha no quiera cerrar el acuerdo, pues con nueva Constitución podría enterrar por fin la figura de Pinochet, compitiendo en un escenario electoralmente favorable. Sin embargo, su vocación de minoría la hace creer que sus apoyos estarán por debajo de los partidos emergentes. Es ese miedo el que la paraliza.

¿Y la izquierda? Poco se escucha a sus líderes clamando por una nueva Constitución. Ahora prefieren hablar de la reforma tributaria o de la reforma al sistema de pensiones. No obstante, tiene un salvavidas: un plebiscito intermedio. Cadem muestra que el 50% está a favor de que se haga un plebiscito que dirima entre reformar la actual Constitución y escribir una nueva. Hacer ese plebiscito tiene tres ventajas para la izquierda. Primero, le da más tiempo para rearmarse. Si el plebiscito fuese en mayo o junio, las elecciones de convencionales serían a fines de 2023 o inicios de 2024, y en un contexto económico algo mejor. Segundo, ese plebiscito inevitablemente dividirá a la derecha. Algunos harán campaña por la “reforma” y otros por el cambio de Constitución. Tercero, porque si incluso llegara a ganar “reforma”, la izquierda seguiría hablando de la “Constitución de Pinochet”, lo que funciona como pegamento del bloque y como herramienta de campaña.

En consecuencia, no podemos descartar que el acuerdo de noviembre de 2022 sea, en realidad, un “no acuerdo”. De eso precisamente se trataría un plebiscito intermedio, pues serían los ciudadanos los mandatados a dirimir un asunto que es responsabilidad de los políticos. Si todo esto es cierto, significa que estuvimos más de dos meses ante un baile de máscaras: Todos hicieron como que querían avanzar en el proceso, pero nadie hizo los esfuerzos por concretar tal objetivo.

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