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El drama de mujer que vive en una bodega del Edificio Maldito: "En la calle estaba expuesta a que me violaran y robaran"

¿Qué pasó?

En medio de las investigaciones por el asesinato de una persona en el estacionamiento del denominado "Edificio Maldito", Mucho Gusto conversó con una mujer que vive hace dos años con su pareja en una bodega del recinto

No tenía donde dormir

La mujer, identificada como Keny, detalló que previo a vivir en la bodega de este edificio ubicado en Huérfanos 1400, era una persona en situación de calle

"La necesidad que me llevó a vivir en una bodega fue que estaba durmiendo en la calle, pasé días durmiendo en la calle. A finales de diciembre dormía en la calle. Eso me llenó de mucho miedo, mucho susto", mencionó la mujer.

"Fue una experiencia horrible vivir en la calle y por eso alquilamos esta bodega. Quedamos de acuerdo con el dueño que la iba a alquilar y que todo iba a quedar entre nosotros a mutuo acuerdo", agregó. 

Los peligros de vivir en la calle

Keny afirmó que el miedo la llevó a quedarse en la bodega. "Diciembre, que es un mes tan bonito, estar en la calle fue terrible. Expuesta a que me violaran, a que me robaran, expuesta a que robaran mis pertenencias", declaró. 

La mujer agregó que "me vi acorralada a aceptar vivir en una bodega, porque la situación me llevó a eso. No es porque yo quiera, nadie va a querer vivir en una bodega. Ninguna persona va a querer estar en un sitio como ese, jamás. A nadie le gustaría vivir de la forma en que vivimos mi pareja y yo".

El acuerdo con el dueño

La afectada detalló que vio el teléfono del dueño en la calle y lo llamó para arrendar el lugar. "Él me enseña la bodega, la vemos, hacemos el trato para diciembre pero la alquilamos el 9 de enero de 2020. Ahí fue cuando empezamos a vivir aquí". 

Sin embargo, la mujer aclaró que "primero él me la alquiló para guardar nuestras cosas personales. Pero al día siguiente, cuando él fue a limpiarla y acomodarla, se dio cuenta de que también estábamos durmiendo ahí y me imagino que le dio sentimiento por la forma en la que estabamos".

El hombre aceptó que se quedaran, pero les mencionó que trataran de no meterlo en problemas con la administración. El arriendo es de 30 mil pesos mensuales.

"Quedamos de acuerdo que todo iba a quedar bajo perfil. Realmente tratábamos de que no nos descubrieran porque no quería volver a vivir la situación de estar en la calle", agregó Keny

No cuentan con los servicios básicos

El lugar no cuenta con inodoro ni ducha, ya que no está adecuada como vivienda. "Ibamos al baño en los centros comerciales o al Parque de La Familia. Nos bañabamos en los chorritos del Parque de la Familia. Estos son para los niños, pero los adultos también se pueden bañar ahí", contó la mujer.

Incluso, la mujer sostuvo que en un momento ella y su pareja tuvieron coronavirus: "Tuvimos que pasar todo enero encerradas en la bodega y no podíamos salir para ningún lado para no contagiar a los demás". 

Esto les impidió salir al baño. "Tuvimos que aprender a hacerlo ahí. En potes plásticos, taparlos y después botarlos de una forma muy camuflada para que no se dieran cuenta o botarlo en los container de la basura para que no nos descubrieran. Eso fue lo más humillante y doloroso que me tocó vivir", narró Keny.

Los delitos en el "Edificio Maldito"

La mujer comentó que "desde el subterráneo aprendimos a conocer la verdadera cara del '1400'. No hablábamos porque teníamos miedo a que hubiera represalias con los ladrones, con los vendedores de droga, con los delincuentes que viven aquí, que están muy bien camuflados".

"Si tú te mantienes bajo perfil, ellos no se van a meter contigo. Eso es lo mejor que podía hacer yo porque soy inmigrante, soy extranjera. Tal vez un problema con un ladrón o con un traficante es lo peor que me podría pasar", declaró.

Incluso, la situación le genera miedo. "En el subterráneo no hay cámaras. No hay seguridad, entonces quien podría decir si me pasó o no algo. Si me mataban y me dejaban en la misma bodega y decían que fue algo fortuito".

En tanto, la mujer denuncia que hay fiestas en el subteráneo hasta las 5 de la mañana. "Han agarrado el -2 para hacer discotecas entre carros. Como ahí no hay cámaras, hay carros que abren sus puertas, se ponen a escuchar música, a fumar, a tomar droga, tener sexo".

El último asesinato

Keny escuchó el momento en que asesinaron al hombre en el estacionamiento del edificio este jueves. "Cuando murió el muchacho, yo escuché perfectamente porque estaba abajo. Escuché perfectamente la ráfaga de tiros y el carro que salió arrancando", contó a Mucho Gusto.

"Eso es más común de lo que la gente cree aquí. Los fines de semana es terrible estar aquí en el 1400", cerró la mujer.

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