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"¿Hay alguno vivo?": La historia de joven ucraniana de 17 años que tuvo que sepultar a su familia

La joven ucraniana Elizaveta Kravchenko, de 17 años, se tuvo que enfrentar a la muerte de su madre, su abuela y su hermano luego de que un misil ruso redujera su casa a escombros.

Una excompañera de clase de su madre llegó hasta la vivienda, ubicada al este de Ucrania, y entre lágrimas le indicaba a la policía los nombres y las edades de quienes, temía, pudieran haber quedado enterrados bajo los restos. "¿Hay alguno vivo?", imploró.

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Equipados con linternas frontales, los rescatistas sacaron el cuerpo de Liudmila Kravchenko, la madre de Elizaveta, en una bolsa blanca. Luego, encontraron al hermano de la joven, Sergiy Kravchenko, de 23 años; y al amanecer, hallaron a su abuela, Valentyna Leonicheva, de 74 años.

 

Funeral de Valentyna Leonicheva, Liudmila Kravchenko y Sergiy Kravchenko, (Anatolli Stepanov, AFP)

 

El bombardeo tuvo lugar la semana pasada, en un barrio tranquilo de Kramtorsk, en el este de Ucrania, y dejó un cráter de tres metros de profundidad lleno de escombros y objetos personales de las familias, como álbumes de fotos, notas escritas a mano y juguetes.

El bombardeo arrancó puertas, ventanas y tejados de unas 140 viviendas de los alrededores.

La joven se había cambiado de casa hace poco

Elizaveta se había mudado hace unas semanas a Kiev, la capital de Ucrania, y el pasado jueves regresó a su casa en Kramtorsk para sepultar a sus seres queridos.

Su madre, de 46 años, había hecho planes para mudarse a la capital con ella, según explicaron sus compañeros de trabajo.

En un cementerio de las afueras de la ciudad, en el que las tumbas de soldados muertos están marcadas con banderas ucranianas, Elizaveta vio como sus familiares fueron enterrados uno a uno.

La noche en que la familia de Elizaveta murió, Rusia disparó tres misiles contra Kramatorsk, incluyendo un Kh-22. Estos proyectiles son de largo alcance, tienen capacidad nuclear y fueron diseñados en la Unión Soviética para destrozar objetivos navales o aéreos.

 

Funeral de Valentyna Leonicheva, Liudmila Kravchenko y Sergiy Kravchenko, (Anatolli Stepanov, AFP)

 

En tierra, son "altamente imprecisos" y pueden causar "importantes daños colaterales", indicó el Ministerio de Defensa británico y, según se calcula, uno de estos misiles cuesta alrededor de 1 millón de dólares.

Esa noche, un olor a gas inundó el ambiente y los rescatistas pidieron ayuda a gritos para que cualquiera que tuviera guantes resistentes los asistiera. Aturdido y en llanto, el esposo de Liudmila Kravchenko la llamó por teléfono, para ayudar a los socorristas a localizarla.

Liudmila, la madre de Elizaveta, era educadora en la región de Donetsk, una zona industrial que el Kremlin reivindica como parte de Rusia. "Liudmila Volodimirivna era profundamente amada y respetada", recoge una esquela publicada en línea, que cita a sus compañeros de trabajo.

La misa funeraria de los familiares de Elizaveta fue oficiada por un cura ortodoxo, quien señaló: "Dios salvará a sus corazones llenos de amor y les dará la vida eterna". El sacerdote también pidió rezar por el alma de los fallecidos.

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