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¿Qué pasa si como muy rápido? Estos son los riesgos a los que te expones

Si te han dicho que comas más lento, ya es hora de que trates de cambiar.

Es que los problemas de salud que podría provocar este mal hábito son reales y no un intento de tu mamá para ayudarte a mejorar tu comportamiento en torno a la comida.

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Conoce cuáles son algunas de las complicaciones que podrías tener por comer demasiado rápido. 

Podría dolerte el estómago

 

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Lo menos complicado que ocurre cuando te comes tu almuerzo a una gran velocidad, es que después te sientas mal.

Desde el centro de salud estadounidense, Northwestern Medicine, explican que al comer a gran velocidad tragas más aire, lo que te hará sentir más hinchado y terminarás con meteorismo.

Esto podría empeorar si es que además no masticas los alimentos adecuadamente antes de tragar, para así ayudar a tu digestión.

Podrías subir de peso

Lo más probable es que cuando comes muy rápido, termines alimentándote con más comida que la que tu cuerpo necesita, esto porque "no se le está dando el tiempo suficiente al cuerpo para apaciguar el monstruo del hambre", explicó a Live Strong la dietista Sarah Pflugradt.

"Una mayor velocidad al comer se correlaciona con aumento de peso, un mayor nivel de azúcar en sangre, niveles más altos de colesterol LDL, que es nuestro colesterol malo, y también una mayor circunferencia de cintura", añadió a The Huffington Post, la Dra. Sarah Berry.

Además, ciertas investigaciones han demostrado que mientras más lento comes, tomas decisiones más saludables, como no comerte las papitas que quedaron.

Podrías perder la conexión con tus señales de hambre

 

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También corres el riesgo de tener conductas desordenadas de la comida, ya que podrías perder contacto con las señales de saciedad y hambre que naturalmente produce el cuerpo.

Con el tiempo, esto podría elevar las posibilidades de que aumente tu peso corporal y ponerte en riesgo de tener otras enfermedades.

Aumenta la posibilidad de desarrollar diabetes

Según aclaró la Dra. Berry, existe una relación directa entre este hábito y la diabetes, especialmente por la producción de insulina. 

"Los estudios han demostrado que esto puede deberse a que masticar más despacio estimula una mayor liberación de insulina, lo que se traduce en un mejor control de la glucosa. Y creemos que esto puede deberse a que si masticas durante más tiempo, tienes más absorción de saliva, y esto provoca una liberación más temprana de insulina y glucosa", explicó la especialista.

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