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BUUUUUUUUUU: La autoridad de abuchear. (Historias incompletas)

  • Por Matías Andújar

La vida es así, se ríen en tu cara.

Es Martín, el barman, a quien le cuesta mucho salir con sus amigos. Patricio, un masajista, que deja locas a sus clientas. Claudia, una recepcionista que ya no sonríe. Olga, una psicóloga que ayuda a la gente, pero después se arrepiente. Felipe, un tipo feo y muy fácil. Y muchos más.

Todos han pifiado. Han gritado un largo “buuuuuuuu” alguna vez. Es un asedio. (También los han reprochado a ellos, claro). 

Atrincherado, atónito, paralizado o enojado, el enemigo, odiado, amado, responde desde su lugar.

Es la figura del “Artista”.

Es su ego, su ira, su humor, su silencio. Personalidades hay, como hay colores.

Y abuchearlos es un arte también. Es una forma de expresión frente a una manifestación artística o hacia la propia persona que realizaría este arte.

Un simple silogismo.

Además que, cuando no hay dolor, nos parece cruel.

Charlie Sheen, después de ser despedido de la sitcom «Two and a Half Men» y ganar US$1.8 millones por capítulo, inició su propia rutina itinerante. La noche del estreno, terminó abucheado y esquivando los "proyectiles" que le tiraban al escenario. 

La audiencia estaba lejos de su palma. Un tipo lo rivalizó directamente a lo que él respondió desde el escenario: "Yo ya tengo tu dinero, amigo". 

Sólo provocó más saña. Después de eso ni un solo asiento quedó contento. Que, por lo demás, ciertamente, no eran baratos. 

Hay veces que es verdad. Todo lo que diga será utilizado en su contra.

A la salida, calle arriba, la gente gritaba “devuelvan la plata”. 

Para Carlos, un abogado penalista, beber le resultó bueno. Ponía a andar las cosas y le daba la sensación de algo inagotable.  

Hay veces que temer no humilla tanto como ser temido. A Mabel, que es cantante en una banda de metal, le da susto Winehouse.

Al rato, Amy, tuvo que abandonar el escenario y dejó a su corista principal a cargo de todo. La gente se fue. Le cayó muy mal el té.  

Bueno a todos nos puede pasar. Si lo anormal fuese realmente anormal, no existiría.

El representante de la nunca rehabilitada, aludió a "problemas técnicos" y dijo que el audífono In Ear, dejó de funcionar, así que la cantante no se podía escuchar a ella misma. 

Sóplame este ojo y ahora sóplame este otro. 

Nadie puede olvidar el momento en que Kanye West le quitó el micrófono a Taylor Swift cuando levantaba su premio MTV al Mejor Video de Artista Mujer, para decir —a todos los vientos— que el video de Beyoncé era tanto mejor que el de ella.

Taylor se quedó sin palabras y sin aire. Igual que cuando uno entra a la Dimensión Desconocida. Después, tras bambalinas, «Queen B» rompería en llanto de vergüenza. 

Al día siguiente, Lady Gaga canceló una mini gira que tenía agendada con el rapero. Hasta hoy mismo le están preguntando por aquella noche. West siempre se molesta, pero admite que el arrebato le ha costado y robado porciones importantes de su carrera. 

La misma Beyoncé sufrió los «Booooo» de sus fans por llegar 20 minutos tarde a su presentación. Nadie está libre de averías. (Hasta que se acabe la bencina).  

Un minuto y lo eterno. Juntos, son dos minutos. Dos eternidades. Beto es un artista plástico y vive empastillado. Se engrupe con Bob Dylan. Quien fue abucheado en 1965 al final de la canción, por dejar de lado la guitarra de palo y colgarse una eléctrica. 

Comenta en el backstage con su gente sobre los "BUUUU". 

Ya más molesto, desde la ventana del auto, le dice al gentío que no le griten más "BUUUU". Se queja que apenas puede escuchar. 

Una traición con el folk para muchos en esos años. Consideraban que dejaba de ser político. Beto comprende que la mentira es engaño y la verdad no. Pero a él le han traicionado las dos.

Por su parte, Ignacio, tuvo suerte en los negocios. Estafó a su hermano y a su mejor amigo. El éxito de Justin Bieber le alucina. Mercedes odia a Bieber. Y si conociera a Ignacio, también lo odiaría.

Hay divergencia entre el público, pero fueron duros 57 segundos en que un joven Bieber de 19 años no pudo hablar. 

Amado y odiado, Justin, no logra entender que todas las cosas pronuncian nombres. Es difícil convertirse en lo que se quiere aparentar. 

Todos estos años, los gritos anti-Bieber se han mantenido, pero han sido ahogados por el ensordecedor apoyo que recibe al mismo tiempo. 

Hace muy poco se metió a una cámara hiperbárica a modo de un moderno método para tratar su depresión. Una extraña y futurista cápsula que le entrega oxígeno puro al 100%, aumentando la presión atmosférica, intententando así, "encontrar la paz", según sus palabras. 

Hoy, a Patricio, el masajista, le encanta hacer memes de Justin.

Héctor y Mariano son novios. A Héctor le encanta Eminem. A Mariano le cae muy mal.

Pasa que las letras del Chico Blanco del Rap no pillan a nadie desprevenido. Porque te puede atacar en cualquier momento. Moby dijo que era un misógeno. Entonces, Marshall le dedico un par de lindos versos que no cayeron nada de bien.

A muchos de los presentes en la premiación de los MTV Video Music Awards ya les estaba cayendo gordo que este chico se echara a todo el mundo —sobre todo celebridades— al pecho. 

Moby era muy escuchado por ese tiempo. Los abucheos no se demoraron en llover. Eminen dijo, "Sí, sigan pifiando" y luego miró directo a Moby junto con la frase "voy a golpear a un hombre con anteojos". 

Ya venía todo mal. No encontraron nada mejor que le tocara a Christina Aguilera anunciar su premio. Hace ya 17 años que Eminem no para de jorobar a Aguilera en sus canciones. 

Hay un tema ahí. 

Los prejuicios son pésimos instintos. Héctor y Mariano pelean mucho. No saben que un sordomudo puede aprender a hablar y leer. A veces lo irreparable no lo hace nadie. Se hace solo.

Y cuando se trata de cine, Wilson, que tiene miedo de volver a amar, se dedica a ver muchas películas.

Le gusta todo lo que haga Tarantino. Todo.

El director, al recibir la Palma de Oro por su segunda película es insultado por una joven voz. Éste le responde, desde el escenario, con el dedo.

La Palma de Oro es una ceremonia y un premio bastante particular y polémico. Han desechado, en su momento, películas como «Taxi Driver», «Twin Peaks: Fire Walks With Me», «Crash», «Maria Antonieta» y «The Brown Bunny», dirigida y actuada por Vincent Gallo, que en la rueda de prensa terminó llorando y jurando que nunca más iba a hacer una película. 

No cumplió. 

Sandra, no para de hablar. Cree en Dios. Escucha la radio Romántica.

No pudo contener las lágrimas, en la oficina, cuando vio que en su mismo Chile pifiaban a Lucho Gatica. Se fue al baño.

Luchito era invitado por la MGM, el 65, a compartir veladas con Elvis Presley y Nat King Cole.  

No se le puede hacer eso a "El Rey del Bolero". Hasta Vargas Llosa le dedica páginas en su libro «La Fiesta del Chivo».

Juntos, muchos de ellos se unifican y soportan el peso del mundo y los hermosos momentos al despertar.  

A lo lejos, pase lo que pase, aquí o allá, las puertas de los autos seguirán cerrándose de un golpe. 

 

PS. Todos los personajes son ficticios.

PS. 2 Todas las historias son reales.