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Reseña Los 4 Fantásticos: Los "Primeros Pasos" al Marvel de antaño

El MCU le ha hecho un daño impresionante al cine. Calma, ya llegaré a eso, no es que vaya a negar la espectacularidad de Infinity War y Endgame. Tampoco la proeza de la construcción de un universo cinematográfico que abarca más de dos décadas. Dentro de su infinidad de proyectos, hay algunos espectaculares, otros buenos, muchos mediocres y un par de horribles. Para un asiduo lector de cómics, imposibilita la ilusión de adaptaciones fieles y bien ejecutadas de los paneles históricos de Marvel. Pese a todo, no podemos negar lo a capa caída del MCU durante los últimos años. Un trastabillante rumbo hacia el futuro. Ya volvemos a eso.

El mundo no siempre es justo. Uno de los cómics más populares de Marvel jamás había tenido una adaptación aceptable. Los Cuatro Fantásticos de 1994 pasó sin pena ni gloria; la del 2005 llegó en el apogeo del género y por más que la nostalgia nos pueda enceguecer, lo cierto es que las películas de Tim Story tenían más fallos que proezas; para que comentar la versión del 2015. Pareciera que Los Increíbles de Pixar serían el acercamiento más certero a la primera familia de superhéroes. Al menos hasta ahora.

Ya está en los cines Los Cuatro Fantásticos: Los Primeros Pasos, dirigida por Matt Shakman (Wandavision). Esta película es como el primer paso de Armstrong en la luna, con ímpetu, pero lleno de dudas. De partida, se siente como una película y esto es algo que no debería ser un piropo, pero en la industrializada fábrica de salchichas llamada Marvel, es rescatable el carácter cinematográfico de la historia. Hay un claro esfuerzo en constituir las bases de un grupo de héroes entrañables, que logren sustentar el último aliento del MCU. Se recupera esa gracia primeriza de aquella fase 1 y 2 que posicionó a las capas en lo alto del mundo.

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Pedro Pascal endulza a un paternal Reed Richards, su versión más compleja que oscila entre el cariño y la constante inseguridad del personaje. Joseph Quinn logra despojar a la Antorcha Humana de su univisión de galán inmaduro, dotándolo de aquel aplomo característico. Ebon Moss-Bachra da lo mejor de sí en la construcción de, probablemente, el personaje más complejo de la familia. La Mole es humanidad pura, es la fragilidad encerrada en roca, es el alma de un príncipe que sueña con todo lo que puede ser. Pero es Vanessa Kirby la que se lleva los reflectores en un papel monumental. La Mujer Invisible es el alma de la película, en sus hombros descansan todos los puntos dramáticos de la historia y sobre sus hombros tiene que descansar el futuro del MCU.

Más allá de unas espectaculares y comprometidas actuaciones, un guión bastante cuidado y unos pasables efectos especiales, la película triunfa por dos aspectos. Primero, tiene un ritmo supersónico, como si de Silver Surfer se tratase, la película surfea por poco más de hora y media de diversión y tensión. Marvel ya no va a revolucionar la industria, pero cuando aceita los engranajes se constituye como un divertimento de calidad. Segundo, y más importante, es el trabajo de Michael Giacchino. Uno de los grandes compositores de la actualidad, nos regala uno de sus mejores trabajos y la más depurada partitura del MCU. Si Giacchino ya había logrado capitalizar el cariño familiar en Los Increíbles, ahora reestructura su obra para entregar ese efecto sci-fic, retrofuturista y de domingo por la tarde que endulza la película.

Puede que el último acto decaiga en la forma colectiva en que el MCU soluciona sus conflictos (de ahí la grandeza de los Thunderbolts) una pelea final carente de real emoción y con una resolución un poco burda. Preocupa la absoluta ausencia artística del director. No hay ningún condimento que haga reconocible a esta película con el apellido de Shakman, de hecho, perdura restos del sello de Kevin Feige y su fábrica de salchichas, que como él mismo Galactus (un desperdicio de Ralph Inesson) trata de devorar todo lo original y bueno de la historia, que escapa por los pelos pero no sin daños evidentes.

Problemas más o problemas menos, Los Cuatro Fantásticos pisan más fuerte que de forma errática. La mitología cósmica y el sentido de total maravilla fantástica de los Richards/Storm/Grimm se elevan como cohete interestelar. Un disfrute al más puro estilo de ciencia ficción, encapsulando el carácter amoroso y familiar de un cuarteto de personajes que están destinados a comandar esta inerte nave llamada MCU.

Antes de la segunda escena post-crédito (Hay dos, una determinante para el futuro de la saga) aparece una cita del gran Jack Kirby: “Si miras a mis personajes, me encontrarás. No importa qué tipo de persona crees o asumas, un poco de ti mismo debe permanecer ahí”. Lo mejor de la película.

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