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¿El mejor Superman desde Reeve? Te contamos por qué y sin spoilers

Mucho ha pasado desde que Richard Donner cambió el cine de superhéroes. Superman (1978) fue una revolución total, no solo en lo técnico (ver volar a Superman fue una sorpresa inconmensurable), sino también para las adaptaciones de cómics a la gran pantalla. Desde el Superman de Christopher Reeve se construye todo el género superheroico que culminó en el éxito masivo del MCU. El camino fue pavimentado bajo el estandarte del héroe más grande jamás creado.

Luego del devastador fracaso del Universo Cinematográfico de DC, James Gunn fue quien recibió las llaves de la compañía y se le encargó crear el futuro histórico de DC en el cine. El pilar fundacional no podía ser otro más que Superman. Tras Man of Steel, de Zack Snyder, y la idea de convertir al héroe de capa roja en un personaje serio y parsimonioso —sumado a la irrupción de relecturas malvadas del mito como Homelander u Omni-Man—, la imagen del Superman bondadoso se fue alejando del imaginario colectivo.

Hoy vuelve a los cines aquel Superman que representa esperanza. Ese es el primer y más importante acierto de la nueva película de James Gunn: recuperar al boy scout por excelencia, el que baja gatos de los árboles, da consejos, sonríe y rescata ardillas. Pero, sobre todo, es traer de regreso al Superman errático, que se equivoca, que duda y, más significativo aún, que pierde. Esa humanización del personaje más poderoso del mundo es lo que termina por engrandecer el mito.

El Superman de David Corenswet es crepuscular, probablemente lo más cercano que hemos tenido a Reeve. Con porte, presencia y calidez, Corenswet llena las botas del último hijo de Krypton. Su Clark Kent también está bien construido, aunque aparece poco tiempo en pantalla. Rachel Brosnahan ofrece una excelente Lois Lane, con una química impactante con Superman. Nicholas Hoult, un actor brillante, interpreta a un Lex Luthor con capas de complejidad, algo que, para los estándares de los villanos en películas de superhéroes, es mucho decir.

El inicio del nuevo Universo de DC es escandalosamente colorido. James Gunn construye una historia profundamente comiquera, heredera de la Edad de Oro del noveno arte. Comienza con el pie en el acelerador: Linterna Verde, Mr. Terrific, Hawkgirl, Metamorpho, la plana completa del Daily Planet, universos de bolsillo, monstruos gigantes, agujeros negros… todo está servido, todo está en la parrilla.

Y ese puede ser uno de los mayores problemas de esta película. James Gunn trata de abarcar demasiado, de incluirlo todo, y eso hace que la trama principal se disipe un poco. Superman resulta sumamente dispersa; la decisión de presentar un universo ya construido, sin introducciones, puede resultar confusa. Lejos de ser perfecta, la película peca de efectos especiales poco logrados, especialmente en el falso clímax a mitad de metraje. El rescate de ideas de Superman III o Superman Returns tampoco refleja una selección de inspiraciones irreprochable por parte de Gunn.

Superman es político. No hay otra forma de verlo. El Hombre del Mañana responde al ideal americano de vida, pero también al de la migración, a la bondad. En esta historia, su rol político se destaca mediante los problemas globales de migración y guerra. Una decisión valiente y acertada, aunque en ocasiones las ideas se presenten de forma demasiado explícita, como si Gunn no confiara del todo en su guion y necesitara repetir una y otra vez sus convicciones.

Después de decenas de películas de superhéroes, muchas de ellas carentes de sabor, hay que rescatar con énfasis que Superman acierte tan bien en la tecla emocional. James Gunn sabe hacerlo: construyó momentos profundamente emotivos con Guardianes de la Galaxia y lo vuelve a lograr aquí. Esa mezcla de corazón y humor es lo que mejor funciona en la película.

Superman no se siente como un reinicio. Tiene la huella marcada de James Gunn, por lo que no se diferencia demasiado de sus otros trabajos: Guardianes de la Galaxia, El Escuadrón Suicida, Peacemaker, Creature Commandos… todos con tonos distintos pero mismo funcionamiento. Lo que debería sentirse fresco no siempre lo logra. Sí, recuperamos al Superman noble y bondadoso; sí, hay un hermoso mensaje humanista, pero la historia avanza a trompicones hacia el horizonte. Con más dudas que certezas, pero con certezas firmes, comienza este nuevo universo cinematográfico.

Tal vez el alma de Superman condense el futuro: esperanza.