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Los que se Quedan: El nuevo clásico navideño

En Latinoamérica tenemos que vivir con el desfase cinematográfico de fin de año. La gran mayoría de películas que desfilan y ganan en la temporada de premios llegan durante nuestro verano, lo que implica una carga en la cartelera de enero y febrero. Muchas producciones, de baja capacidad de movilizar masas, esperan las nominaciones o premios para promocionar con un gran "La nominada a..." en letras doradas.

En ese contexto se estrenó Los que se Quedan en cines, la nueva película de Alexander Payne. Película que va en camino a convertirse en un clásico navideño moderno. Ahí hay un problema, pues esta película debería haber llegado en diciembre, ya que es más navideña que comer papas duquesas. Solo queda esperar que el espíritu navideño chileno no se haya evaporado por el calor.

Aunque no es tan necesaria, esta película desprende espíritu navideño por todo su ser. The Holdovers (en su idioma original) cuenta la historia de una escuela privada que hace un receso por sus vacaciones a excepción de tres personas.

Un joven (Dominic Sessa) al que su madre abandonó para navidades, ya que se irá de luna de miel con su nueva pareja, por lo que tendrá que pasar las fiestas en la escuela. Paul Hunham (Paul Giamatti) un profesor solitario que tendrá que hacer de tutor de los estudiantes que se queden durante el invierno y Mary Lamb (Da’Vine Joy Randolph) una cocinera que perdió a su hijo en Vietnam.

Esas tres almas rotas y perdidas, esas tres parias, tendrán que aprender a vivir juntas durante el duro y crudo invierno navideño. Crudo no solo en temperatura, sino que en el frío de tres almas totalmente desdichadas, que no solo se tendrán que conocer, sino que tendremos que conocerlas nosotros.

Alexander Payne es un maestro versado en reflejar personas solitarias en pantalla. Entre Copas (2004) y Nebraska (2013) son claros ejemplos de su cine, un cine desdichado y roto pero sumamente chistoso. Es el humor la gran arma de Payne para desnudar los problemas sociales actuales. En el caso de Los que Quedan, la soledad y el aislamiento voluntario.

Payne decide transportar su película a los años 70, de manera temporal y de manera estética. Hay un cuidado y un trabajo en la imagen envidiable, realmente se siente como una película profundamente ajena a su época y eso en una industria estructural de productos en cadena, se agradece un poco de cariño en el cine comercial.

Cariño que también en el compromiso actoral. Los tres protagonistas están sublimes, sobre todo Da’Vine (que ya ganó un Globo de Oro) y Paul Giamatti, que se posiciona como favorito para arruinar la fiesta de Cillian Murphy (Oppenheimer) en los Oscar. Y vaya que es gratificante ver triunfar a Giamatti, un actorazo que por años se ha tenido que encasillar como el villano chistoso y que tiene un talento gigantesco que finalmente está siendo reconocido.

De hecho, el personaje de Giamatti es el corazón de la película. Un profesor de historia detestable que solo vive en torno al acompañamiento de la obra de Marco Aurelio y que le da demasiada importancia a estudiar el pasado para entender el presente. Y esa idea es sumamente importante, no solo en lo que a sociología se refiere, sino que para entender a las personas. En la vida tenemos que estudiar nuestro pasado para entender lo que somos, lo que queremos ser. No hay transformaciones navideñas milagrosas como la del señor Ebenezer Scrooge, pero si cambiamos, aunque sea un poco, seremos mejores.

Es interesante el fenómeno navideño. Una época que logra apoderarse del cine y crear una especie de género que va desde El Grinch hasta Duro de Matar. Ningún otro feriado tiene su propio género cinematográfico y tal vez eso habla mucho del espíritu navideño. El espíritu del consumo y de la compra como catalizador de los buenos deseos y de la expresión de cariño. ¿Qué otra fiesta podría apoderarse del cine y convertir una temática en un género ideal para el consumo?

Por eso, puede ser bueno que esta película se haya estrenado fuera de la temporada navideña. Tal vez hay un espíritu navideño distinto que rescatar, el de pasar tiempo con otras personas, el de formar una familia temporal de la nada, el de abrirse a ser mejor persona. Todo eso es Los que se Quedan y por eso, es un clásico moderno navideño.

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