"Quedé helado": Max Cabezón sufre la muerte de su loro que fue devorado por aguilucho
Lo que muchos desearían no vivir nunca, le está a ocurriendo a Max Cabezón, el exfinalista de MasterChef que sufrió la pérdida de su cotorra argentina de una manera dramática.
La conoció a mediados de diciembre, cuando iba saliendo de su local de pizzas. En ese momento, el loro tenía apenas un año de vida y sufría por la fractura en una de sus garras. Él lo llevó a una veterinaria y de ahí en más no se separaron, hasta este fin de semana.
El lamentable hecho
El pasado sábado llegó a su departamento y se percató que había un ventanal abierto. El loro Enzo, como lo bautizó el chef, "salió y se posó sobre la copa de un árbol. Yo estaba grabando un video (llamándolo) y en eso un aguilucho se lo comió al frente de mis ojos. Quedé helado, súper triste".
Una pérdida que le duele, sobre todo por lo que significó el animal en su vida: "Me dejó una lista de enseñanzas: desde la compasión a encariñarme de nuevo con un animal. Me enseñó a sentir, a cambiar mis hábitos porque desde que llegó el Enzo nunca más se fumó en mi casa y siempre estaba todo más ordenado".
"Me quedo con lo bien que nos hicimos el uno al otro. Me considero la persona más afortunada del mundo por haber compartido con un pajarito tan lindo", agregó.
A través de sus redes sociales, el exfinalista de MasterChef publicó que "por todos los días que compartimos frutitas. Despertar sin ti me recordará el vínculo eterno que creamos. Guardo tus plumitas en un frasco y para siempre. Te veré en mis sueños más grande que nunca. Por siempre conmigo, mi Lorito Enzo".
¿Qué dicen los expertos?
La veterinaria Constanza Bunster, quien solía atender a Enzo, señala que "la gente no se percata del lazo que uno puede hacer con un loro. Ellos aprenden a asimilar palabras, te reconocen como dueño, se aprenden tu nombre. Son súper regalones y como Max lo crió desde chiquitito, casi te asimilan como padres".
Sobre el fatal acontecimiento, cuenta LUN aque "es triste, pero eso pasa más de lo que uno espera. Es común que los aguiluchos los agarren, sobre todo a aves que han sufrido heridas".
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