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Columna de Mauricio Morales: Cambio de gabinete

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

El Presidente Boric tiene una gran oportunidad para construir un nuevo equipo de ministros de cara a los dos años que le restan de gobierno. En general, los cambios de gabinete de Boric siempre se han producido por alguna crisis en particular o porque los conflictos simplemente le explotan en la cara, tardando en tomar decisiones que posteriormente le implican costos altísimos.

En esta ocasión, y más allá de la visita de varios de sus colaboradores a la casa del lobbista Pablo Zalaquett, el Presidente puede diseñar con suficiente anticipación lo que serán sus últimos 24 meses, que incluyen dos importantes desafíos electorales. Hay elecciones locales en octubre de este año y elecciones nacionales el próximo. Ya sabemos que al mandatario le molesta muchísimo que estos cambios de gabinete sean insinuados por la prensa o que se vociferen desde la oposición, pero precisamente por eso es que necesita anticiparse y conformar un gabinete de campaña, renovando rostros y equipos de trabajo.

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La última encuesta Cadem permite avanzar en esta dirección. En primer lugar, el gobierno está estancado, registrando solo un 29% de aprobación. En segundo lugar, se advierte un importante deterioro del equipo político, lo que es absolutamente normal dada la enorme crisis de seguridad pública que azota al país. En tercer lugar, la evaluación de la situación económica sigue siendo negativa. Solo el 26% cree que el país va por buen camino, mientras que un magro 23% estima que el país está progresando. ¿Por qué estos datos son relevantes en el contexto de las elecciones locales de octubre? Muy simple. Cada vez que los gobiernos enfrentan elecciones de medio término con bajos niveles de aprobación, el resultado de esas elecciones les es fuertemente desfavorable. Por ejemplo, en 2021 la centro-derecha perdió 58 alcaldías. Si en 2016 sus alcaldes gobernaban al 45.2% de los chilenos, en 2021 la cifra cayó a 21.9%. Lo mismo ocurrió en las elecciones locales de 2008, 2012, y 2016, aunque la caída de los gobiernos fue mucho menor en comparación con 2021.

Estos datos debiesen ser considerados por el Presidente. Dado que es muy difícil que la crisis de seguridad se supere en el corto plazo y que la situación económica mejore rápidamente, hay que tomar medidas que impidan un desastre electoral. El gobierno no puede jugar todas sus fichas al avance de la reforma previsional, pues no tiene los votos para aprobarla, al menos por ahora. De igual forma, el avance del pacto tributario ha sido particularmente lento. Entonces, ¿cuáles serán los logros que el Presidente mostrará a los chilenos tanto en su cuenta pública como en la jornada electoral de octubre? Ante la posibilidad de que el cumplimiento de los compromisos sea mínimo, Boric debe tomar una decisión.

Desde mi perspectiva, esa decisión pasa por armar un nuevo equipo de ministros que sea capaz de oxigenar la gestión pública del gobierno. Es evidente que un cambio de gabinete no es la solución, pero ayudaría al Presidente a inaugurar como corresponde un segundo tiempo, moviendo las piezas desgastadas a otra posición e incorporando liderazgos con experiencia en campañas.

¿Qué piezas remover? La encuesta Cadem muestra un deterioro preocupante en la imagen de la ministra del Interior. Ciertamente, tener a Carolina Tohá en un gabinete representa un lujo. Su esfuerzo para mantener el buque a flote ha sido encomiable, pero el exceso de focos de conflicto terminó por desmoronar su perfil público. El sucesor natural es Manuel Monsalve, quien registra un 55% de aprobación.

Algo similar está sucediendo con Camila Vallejo. Si el PC la quiere cuidar e impulsar como carta presidencial, lo razonable sería promover su traslado a otro ministerio. El relevo lo podría tomar la propia Tohá o la ministra Antonia Orellana, que registra un 61% de aprobación. Los casos de Economía y Medioambiente se explican por sí solos en el marco del “Zalaquetazo”, mientras que Salud es una incógnita. La decisión es suya Presidente, pero mi consejo es que se anticipe, evitando armar a última hora una nómina que pudo definir con calma y tranquilidad durante sus merecidas vacaciones.

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