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Los protagonistas, los candidatos y los caídos: Las trabadas conversaciones para encontrar al nuevo Contralor

A finales de esta semana, la Contraloría cumplirá un mes sin un representante titular en el cargo. Un espacio que, por ahora, ha estado en manos de la contralora subrogante Dorothy Pérez, quien ha tenido un paso estrepitoso por el organismo. La última vez que hizo noticia fue por el inicio de una auditoría por los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos 2023, por la no rendición de $194.000 millones de pesos, pendientes desde 2020.

Esto, además, dio paso a que anunciara el envío de antecedentes al CDE por la no acreditación de $17 mil millones vinculados a diversas obras del evento deportivo.

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Su reemplazo o continuidad está en manos del Gobierno y el Senado, ya que el primero le debe proponer al segundo un nombre que genere consenso, para lograr los 30 votos necesarios para la aprobación del nuevo contralor.

En el horizonte de los senadores y el Ejecutivo, se miran de cerca los ocho meses de subrogancia que tuvo el órgano en el proceso de nominación anterior, donde el excontralor Jorge Bermúdez llegó al cargo luego de que los parlamentarios no acordaran un nombre, y asumiera temporalmente Patricia Arriagada.

Ante la presión por llegar a un candidato, los protagonistas de las tratativas aceleraron las conversaciones. Así, quienes conocen de las negociaciones, aseguran que uno de los nombres que estaría cerca de generar consenso entre las distintas bancadas es la abogada y periodista Alicia de la Cruz.

La Doctora en derecho de la Universidad de Chile, Magíster en Ciencias Jurídicas y Magíster en Derecho Público de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se desempeñó como jefa de gabinete del excontralor Ramiro Mendoza y jefa jurídica del Ministerio de Defensa Nacional en el segundo gobierno de Sebastián Piñera.

Es cercana al ministro de Justicia, Luis Cordero, quien incluso escribió el prólogo de su libro Contraloría General de la República: ¿Jurisdicción contenciosa administrativa?. “La investigación de la profesora De la Cruz es la más acabada en nuestro medio sobre el rol de la Contraloría en el sistema público de resolución de controversias”, se lee en el prólogo del actual secretario de Estado.

Su perfil gusta entre los senadores, quienes reconocen su conocimiento sobre la Contraloría y su amplia trayectoria en derecho administrativo. Además, cumple con una de las aspiraciones del Gobierno, donde buscarían que el cargo sea ocupado por una mujer.

Su nombre llega luego de un fallido intento por zanjar al reemplazante de Bermúdez. Fue en los últimos días del excontralor, cuando se habría logrado un principio de acuerdo para nombrar a Osvaldo Vargas, actual jefe de la Unidad Jurídica de Infraestructura de Contraloría. Sin embargo, el otrora excontralor subrogante no habría estado disponible para el cargo.

Otro nombre que se quedó en el camino es el de Xavier Armendáriz, el Fiscal Regional Centro Norte, quien sepultó su posibilidad en la derecha luego de que decidiera formalizar al general director de Carabineros, Ricardo Yáñez. Desde su círculo cercano, además, descartaron su interés por el cargo.

Misma suerte que correría Miguel Landeros, el secretario general de la Cámara de Diputados. Su figura no genera consenso entre los senadores de las distintas bancadas, quienes aseguran que su nombre es más bien una aspiración personal.

Otro de los nombres que sonaba era el de Nelly Salvo, secretaria general de la Contraloría y exasesora de Jorge Burgos, exministro del Interior. Su nombre estuvo sobre la mesa, pero en la oposición no tenía los votos suficientes. En el sector apuntan a su cercanía con el oficialismo. Durante su postulación para ser Fiscal Nacional, Salvo era una de las candidatas apoyadas por las exministras Marcela Ríos y Ana Lya Uriarte.

Argumento similar al que se ocupó para desechar el nombre de la actual subsecretaria Segpres, Macarena Lobos. A pesar de tener una valoración transversal entre los senadores de oficialismo y oposición, quienes destacan su capacidad de diálogo, no tuvo los apoyos necesarios. Su principal obstáculo era pasar del Gobierno a la Contraloría, una transición que fue cuestionada por sectores de derecha. “Se tendría que inhabilitar cada vez que fiscalice al gobierno”, señala una fuente conocedora de los diálogos.

El petit comité y el mecanismo

El Gobierno y el Senado están trabajando en conjunto para destrabar el nombre de quien será el próximo jefe del edificio de Teatinos 56.

El camino no ha sido fácil y, por lo mismo, -según conocedores de las negociaciones- se definió una estrategia que tiene a cinco protagonistas: los ministros Álvaro Elizalde (Segpres) y Luis Cordero (Justicia) y los senadores Luz Ebensperger (UDI), Alfonso De Urresti (PS) y Rodrigo Galilea (RN).

Los tres senadores forman parte de la Comisión de Constitución del Senado y en otras ocasiones han sido actores claves para la alineación de la oposición con proyectos de leyes impulsados por el gobierno, como lo fue el parlamentario de RN con la Ley 40 Horas.

Los secretarios de Estado y parlamentarios han tenido un rol activo en la discusión del nombre que será propuesto y que debe lograr consenso en la Cámara Alta.

Pero para eso se definieron algunos requisitos. El próximo candidato, dicen quienes conocen las tratativas, debe ser -idealmente- funcionario de la Contraloría, o que haya tenido un paso por el organismo, y debe cumplir con un perfil más jurídico que político.

Junto con eso, también se optó por evaluar los nombramientos pendientes de la Corte Suprema, del Tribunal Constitucional y de la Contraloría por separado, pues la idea es evitar que se condicionen entre sí.

Desde el Gobierno señalan que se ha desarrollado un diálogo transversal entre distintos parlamentarios para buscar consensos respecto a la nominación del próximo contralor.

Y si bien ya se han concretado conversaciones para despejar el nombre, para algunos senadores las tratativas han sido desconocidas y critican que el Ejecutivo no los ha incluido en las negociaciones.

Uno de ellos es el senador Iván Flores (DC), quien cuestionó que sea una decisión que se tome sólo con algunos sectores, y no con todos los partidos que integran el Senado.

“De pronto el gobierno no sólo se preocupa de alinear parte del oficialismo, sino que se preocupa principalmente de conseguir los votos de la UDI. O sea, se junta el PS, y alguno más y la UDI, y resuelven y no le preguntan a nadie más, eso ya ha ocurrido y presiento que puede estar pasando lo mismo”, agregó.

Flores también criticó que al menos con la bancada falangista “no se ha conversado el asunto” y cuestionó que “si no se estuviese conversando o se estuviese conversando en una cocina chica, creo que no es el camino”.

La tormentosa subrogancia de Dorothy Pérez

Desde medidas “ruidosas” hasta “poco prudentes”, esos son algunos de los calificativos que han señalado los senadores sobre la administración de la contralora subrogante, Dorothy Pérez.

Su llegada al cargo, el pasado 18 de diciembre, estuvo marcada por una serie de cambios estructurales en el órgano fiscalizador. Medidas como la reducción de seis unidades, la solicitud de renuncia de algunos funcionarios y la creación de la División de Gobierno Regionales y Municipalidades, han alertado a los parlamentarios, que si bien valoran el fondo de estas iniciativas, al mismo tiempo consideran que no son propias de un cargo subrogante.

Incluso, en privado algunos senadores afirman que el nombre de Pérez generaba consenso en algunos personeros del oficialismo y la oposición, pero que los cambios estructurales la alejaron de ser la carta sucesora de Bermúdez.

Para el senador Juan Luis Castro (PS), por ejemplo, lo esperable es que se vote lo antes posible este cargo. “Hay que evaluar muy bien que sea más temprano que tarde la titularidad que llegue por nominación del Senado a propuesta del Presidente, porque es el órgano que audita al Estado, y no puede ser un traje a la medida ni de la oposición ni del gobierno”, afirmó.

Misma urgencia manifestó el senador José Miguel Durana (UDI), quien señaló a Mega Investiga que “lamentablemente las vacancias extensas se han naturalizado en esta gestión gubernamental, justificándose en que no logran acuerdos políticos”.

Las dudas sobre la figura de Pérez, el posible ascenso de Alicia de la Cruz o el surgimiento de nuevos nombres, son parte de los ingredientes que hacen sospechar, incluso a los senadores más optimistas, que el nombramiento del nuevo contralor podría postergarse hasta marzo, luego del receso legislativo.