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"¿Por qué Sebastián Sichel?": La carta en RN que busca proclamarlo como candidato

  • Por Meganoticias-Sylvia Córdova

El aterrizaje de Mario Desbordes en RN para encabezar una carrera presidencial, para algunos diputados, no basta.

Se trata del vicepresidente del partido, Tomás Fuentes. A través de una carta “¿Por qué Sebastián Sichel?”, difundida este martes a la mesa directiva, el parlamentario insistió incorporar al independiente como candidato del sector.

“La gran mayoría de los chilenos no se identifica con los partidos políticos, pero al mismo tiempo se declaran moderados y esperan una opción que los represente y convoque. Ahí es donde la opción de Sebastián Sichel toma vuelo. Se trata de una figura capaz de conseguir la adhesión de esos electores de centro que hasta ahora estaban huérfanos electoralmente”, asegura el texto.

Según el diputado, son cerca de ocho parlamentarios que están a favor de apoyar al expresidente de BancoEstado. Tras su renuncia y definición presidencial Sichel ya se reunió con Fuentes para concretar este gesto.

“En la centroderecha, Lavín experimenta el natural desgaste de haber sido el único caballo en carrera por largo tiempo. Ha perdido contenido y base de sustentación tal como le ocurrió hacia las presidenciales de 2005. Evelyn Matthei se ha posicionado con fuerza en el último tiempo, pero tendrá dificultades para cruzar el río y llegar al mundo de centro más moderado. Todavía falta que Evópoli y RN perfilen una opción”, dice el diputado.

Un llamado que se da luego que Desbordes se reunió este lunes para apoyar a la directiva.

Por segunda vez la mesa postergó un encuentro que, dentro de sus puntos, busca definir si el precandidato se incorporará o no como vicepresidente de RN. Una idea que deberá ser ratificada por el Consejo General del partido el 5 de enero.

Revisa la carta completa

¿Por qué Sebastián Sichel?

La carrera presidencial entró en tierra derecha. Veamos el escenario. En un extremo se consolida en las encuestas la opción del acalde comunista Daniel Jadue. En paralelo, pero en ese mismo polo, Pamela Jiles lidera lo que podemos denominar como una izquierda populista. Ambos buscan atizar la polarización porque creen que ahí está la clave de su posicionamiento. Dada la falta de alternativas en la centroizquierda, tienen un nicho electoral para explotar y es muy probable que uno de los dos esté en la papeleta en una segunda vuelta. Mientras tanto, la DC intenta infructuosamente levantar una opción, pero ni Rincón ni Undurraga logran sorprender y levantar vuelo como candidaturas viables. Por su parte, el PPD sufre de una suerte de síndrome de Estocolmo político: renegaron de veinte años en el gobierno y se arrodillaron ante un Frente Amplio que buscaba eliminarlos del mapa. Se quedaron sin relato y sin electorado. Como consecuencia, ni Heraldo Muñoz ni Francisco Vidal logran posicionarse.
En la centroderecha, Lavín experimenta el natural desgaste de haber sido el único caballo en carrera por largo tiempo. Ha perdido contenido y base de sustentación tal como le ocurrió hacia las presidenciales de 2005. Evelyn Matthei se ha posicionado con fuerza en el último tiempo, pero tendrá dificultades para cruzar el río y llegar al mundo de centro más moderado. Ambos llevan en política varias décadas, lo que podría constituir una barrera para llegar a los nuevos votantes, que hoy serán la clave. José Antonio Kast, por su parte, representa a una derecha más dura con un techo electoral que hace muy improbable que pase a segunda vuelta. Todavía falta que Evópoli y RN perfilen una opción.
Ahora bien, la clave de la presidencial no estará dentro de los márgenes partidarios tradicionales. La gran mayoría de los chilenos no se identifica con los partidos políticos, pero al mismo tiempo se declaran moderados y esperan una opción que los represente y convoque. Ahí es donde la opción de Sebastián Sichel toma vuelo. Se trata de una figura capaz de conseguir la adhesión de esos electores de centro que hasta ahora estaban huérfanos electoralmente. Tiene una biografía que refleja meritocracia (algo muy valorado por los chilenos). Su historia es una de esfuerzo y superación: vivió en una media agua, fue a colegio municipal, estudio becado en la Universidad Católica. Fue profesor de Derecho Constitucional. Ha mostrado empatía con las demandas de la ciudadanía. No es economista ni tampoco un frío tecnócrata. Es el autor de la idea de integración social, ya en el año 2013. En medio de la crisis social que estalló a fines de 2019, Sichel se posicionó como el ministro mejor valorado por la opinión pública en la cartera de Desarrollo Social, desde donde desplegó toda su capacidad de comunicar a la ciudadanía las medidas sociales. Todo ello en medio de una debacle generalizada del sistema político.
Con Sichel hay que agregar otros dos elementos clave: primero, es independiente, asunto decisivo en un contexto donde la inmensa mayoría de los chilenos no se identifica con los partidos políticos. Segundo, tiene 43 años. Ello no es baladí, ya que los jóvenes quieren votar por jóvenes, no por los políticos de siempre.
En la búsqueda del centro político –los chilenos no están polarizados como la élite y las redes sociales—, la entrada de Sichel a la cancha abre nuevas oportunidades para que la centroderecha represente a esa mayoría de independientes y también a los jóvenes, que ya no son los mismos que “no están ni ahí” de los noventa pero que tampoco son patrimonio de la izquierda, como en ese sector parecen creer. A la centroderecha solo le cabe una primaria lo más inclusiva y participativa posible que sea capaz de reflejar a este nuevo electorado.
Sichel tiene el tiempo a su favor para darse a conocer y plantear su proyecto político. Al ser el candidato que no estaba en el catálogo, tiene la oportunidad de encarnar la renovación que demandan los chilenos.

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