Endogamia: La práctica sexual que provocó deformaciones faciales en miembros de la realeza europea
Este lunes 2 de diciembre, una investigación desarrollada por un grupo de 10 cirujanos maxilofaciales determinó "una asociación entre la deformidad facial y la endogamia", tras analizar los retratos de 66 monarcas Hagsburgos, desde Felipe I hasta Carlos II.
El informe Is the "Habsburg jaw" related to inbreeding? que fue publicado en la revista especializada Annals Of Humans Biology, sostiene que los matrimonios y sexo entre parientes ocurridos en Europa durante fines de la edad media, es uno de los motivos por el cual la monarquía presentara mandíbula saliente y rostros estirados.
¿Qué es la endogamia?
La endogamia mencionada en el estudio se refiere a la cruza entre individuos de una raza, comunidad o población aislada genéticamente. Es decir, consiste en la reproducción de seres que cuentan con una ascendencia común.
Esta consanguinidad "es una puerta de entrada para conocer la arquitectura genética de un rasgo", sostuvo a El País, Francisco Ceballos, genetista y uno de los autores del informe.
"Una persona recibe dos versiones de cada gen, una de su madre y otra de su padre. Estas dos copias pueden ser diferentes, en cuyo caso se expresará la variante dominante, quedando enmascarada la información del otro gen, denominado recesivo. Los resultados en los Hagsburgos sugieren que el prognatismo mandibular es un rasgo recesivo que afloró en los monarcas porque los matrimonios endogámicos aumentaron las probabilidades de heredar las dos copias igualmente defectuosas", explicó.
"No solo es manibular"
El especialista también indicó que la endogamia no solo produce prognatismo mandibular, o salida del mentón, sino que también otras deformidades faciales. Por ejemplo, Carlos II tenía la nariz muy caída, los ojos muy caídos, los pómulos muy caídos. Tenía una deficiencia del maxilar y se le caía toda la cara", sostiene.
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