"No puedo decir que es un día feliz": Valentina Correa, hija de propietario asesinado, habla tras demolición de toma en Quilpué

¿Qué pasó?

Tras cinco años de ocupación ilegal, el martes se concretó la demolición de la toma Calicheros de Quilpué, en la región de Valparaíso, que era ocupada por unas 150 familias que hicieron uso del terreno del fallecido empresario Alejandro Correa, asesinado en 2020 por un sicario enviado por un vecino con el que tenía una disputa legal por los terrenos que luego se convirtieron en la toma.

A más de cinco años del crimen, que dejó a cuatro personas tras las rejas, la hija del fallecido, Valentina Correa, conversó este miércoles con Mucho Gusto y mostró su satisfacción con el desalojo de los terrenos usurpados, aunque advirtió que no puede estar feliz.

"No puedo decir que es un día feliz"

Valentina comentó que "son dos sentimientos los que se me cruzan: por un lado, una profunda satisfacción al verme reconocida por parte del Estado, es como que se completa un ciclo (...). Es un alivio sentir que se puede creer en las instituciones".

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"Pero, por otro lado, también siento tristeza. No puedo decir que es un día feliz o para celebrar. Es un día triste porque nos recuerda lo absurdo que fue este crimen, de matar a una persona por un terreno", complementó.

La representante de la familia también afirmó que es doloroso ver que muchas familias, a pesar de que se tomaron el terreno, se quedan sin un hogar: "Hubo gente que fue estafada, aparecen estas mafias de inmobiliarias ilegales, entonces también hay tristeza".

Una extensa y complicada lucha

La joven recordó que "esto ha sido una lucha de cinco años. En el Gobierno anterior se firmó la orden de demolición", sin embargo, el proceso demoró cuatro años durante el mandato de Gabriel Boric. "En su momento me entrevisté con gente en La Moneda y me dijeron que este Gobierno no va a pagar el costo político de desalojar a las familias".

"Eso me produjo una profunda decepción y frustración porque (...) interrumpen tu proceso de duelo y de ser víctima. Tuve que hacer mi proceso de duelo y en paralelo buscar justicia. Eso es injusto porque no todas las personas lo pueden hacer, pero yo tenía la convicción de que si yo no lograba justicia, tampoco iba a poder tener la esperanza de que este era un país en el que valía la pena vivir", añadió.

El futuro del terreno

Valentina contó que ahora deberán realizar el cierre perimetral del terreno, trabajo que empieza el jueves y que incluirá zanjas en todo el perímetro y cercos para evitar una retoma.

"Ahora viene un proceso de venta, queremos que el nombre de mi familia deje de estar en el terreno", cerró la mujer.