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Leo. La sorpresa animada de Netflix

Existen cuatro Adam Sandler.

El actor de grandes comedias. Aquel de Como si fuera la Primera Vez, Billy Madison, Locos de Ira o Espanglish. Sandler se hacía un espacio en la industria del cine como uno de los grandes protagonistas de comedias familiares. Hacía reír y cumplía en los momentos dramáticos. De esta etapa salieron clásicos de la primera parte del siglo XXI. Un Sandler extinto.

El actor dramático. Aquel que sorprendió y deslumbró al mundo con Diamantes en Bruto, papel que le valió premios y reconocimiento. No fue la primera vez que el bueno de Adam demostró su talento y que es un actorazo. Punch-Drunk Love y The Meyerowitz Story deberían haber servido de advertencia. Garra el año pasado fue la prueba definitiva. Un Sandler que no sabemos si veremos de nuevo.

El actor de la comedia fácil. Perdón, no quiero definir qué comedia es fácil y cual no, finalmente cada uno se ríe de lo que quiera. Pero Adam Sandler indudablemente comenzó a aparecer en películas malas. Malas y rentables, nos podrá gustar más o menos los chistes de peos pero Son Como Niños 2 recaudó 247 millones de dólares con un presupuesto de 80. Un Sandler vigente.

El actor de voz. Adam Sandler nunca fue un actor con una carrera muy larga en el cine de animación. Parte de las primeras tres Hotel Transilvania, una saga que comenzó en lo alto y se ha ido desinflando. Un Sandler extinto… O eso pensábamos.

Luego de decidir no volver para la cuarta parte de Hotel Transilvania, Adam Sandler vuelve al cine de animación con Leo. La historia de un lagarto (Adam Sandler) mascota de un curso de la escuela, que vive junto con una tortuga (Bill Burr). Juntos han visto a generaciones y generaciones de alumnos pasar por el quinto grado. Eso hasta que Leo descubre que le queda un año de vida, ahí comenzará una carrera por tratar de escapar para dejar el cautiverio y vivir su vida salvaje. En el camino irá conociendo a los niños de ese curso, sus problemas y miedos.

La nueva película animada de Netflix es una grata sorpresa, no solo por tener directores primarios en películas masivas, si no por ser de la productora de Adam Sandler (La misma que hizo la horrible Jack and Jill). Y no, no hay chistes de peos y caídas por doquier (algo hay) hay canciones irrisorias como si de un musical Disney se tratara, hay un par de gags que son de lo mejor del cine animado infantil del año (los niños del preescolar es de lo más chistoso que he visto en el año) y muchas referencias a Godzilla.

Pero por sobre eso, Leo es una película ideal para la familia, tanto en mensaje como en tono. Mediante una animación tradicional aborda varios problemas comunes en la preadolescencia, la soledad, la sobreprotección de algunos padres, las familias hiper idealizadas y, tal vez de manera somera, va tratando de dejar un mensaje personalizado a la mayor cantidad de niños posibles.

Y si bien pueden quedar mensajes medios al aire, como el enfrentar la mortalidad o la envidia entre amistades, Leo se hace un espacio sin que nadie haya considerado su nombre a la cena de lo mejor del año. Al menos por sobre Mario Bros o las Tortugas Ninja, Leo es la carta de Netflix para los Oscar.

Una lucha por enfrentar nuestros miedos (hacer nuevos amigos o escapar de un terrario) que la película aborda con corazón (que es usado para condensar errores). Por momentos con un humor irrisorio y un bofetón a formas de crianza modernas, Leo es ideal para que la vean padres e hijos.

Chistes de peos para los más pequeños, lecciones de vida para los grandes.

Lecciones de vida para los más pequeños, chistes de peos para los grandes.

 

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