Columna de Mauricio Morales: "¡Están matando una candidata!"
- Por Meganoticias
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
La derecha chilena siempre se ha movilizado en función del miedo. En el siglo XIX temía por el avance de las ideas liberales que pujaban por la separación entre Iglesia y Estado, cuestión que recién se materializó en la Constitución de 1925. A inicios del siglo XX miraba con resquemor la emergencia de partidos de izquierda que amenazaban con movilizar políticamente a los excluidos, perforando el orden social de la época.
Más pánico le entró a la derecha cuando los radicales entraron al Frente Popular junto a socialistas y comunistas, llevando al poder a Pedro Aguirre Cerda en 1938. Luego, el miedo los paralizó a tal nivel en 1964, que ante el avance de la izquierda dirigida por Allende, liberales y conservadores decidieron respaldar al DC Eduardo Frei Montalva a cambio de nada.
Ir a la siguiente notaEl gobierno DC implementó una profunda reforma agraria junto con un plan de sindicalización campesina, lo que trajo como consecuencia para la derecha la pérdida del monopolio electoral que tenía sobre el campo. Ya sin mucho que defender, disputó palmo a palmo la presidencial de 1970, pero perdió.
Frente al terror que le impuso el gobierno de la Unidad Popular, la derecha animó el golpe de estado para poner fin a años de derrota política e ideológica. Más adelante, y sin conformarse con 17 años de una cruenta dictadura, llamó al votar por el “Sí” en el plebiscito sucesorio de 1988. La historia es conocida: también perdió.



Hoy la derecha nuevamente está temerosa, pero con actores y motivaciones distintas. Luego del peligro que implicó el irracional proceso constitucional, la derecha se sintió a salvo con el triunfo aplastante del “Rechazo” en septiembre de 2022.
Pero la celebración, poco a poco, comenzó a ser eclipsada por un acelerado proceso de fragmentación y desconfianza dentro de la propia derecha. Así fue como Kast, que ya había avanzado a la segunda vuelta de 2021, obtuvo una amplia mayoría en la elección de consejeros constitucionales de 2023, marcando un 35% de la mano del Partido Republicano.
LO ÚLTIMOChile Vamos le comenzó a temer en serio, y en lugar de marcar otro tipo de identidad, trató de acercarse a las propuestas de Kast, como si la gente fuese boba y no supiera distinguir entre el original y la copia.
Kast construyó su plataforma sobre la base del enfrentamiento con Chile Vamos. A tanto llegó su obsesión con RN y la UDI, que olvidó a los propios. Cuando trató de regresar, ya estaba instalado, más a la derecha, el diputado Kaiser. Y así están las cosas. Chile Vamos teme quedar fuera en primera vuelta y ser aplastados por la derecha radical, y la derecha radical teme llegar tercera y cuarta si compite con dos candidatos a la primera vuelta, y eso que aún no sabemos qué pasará con Parisi.
En medio de esta confusión, a Chile Vamos no se le ocurrió mejor idea que armar una primaria de cartón. Lo hace por miedo, no por convicción. Para eso, los partidos que ya habían proclamado a Matthei deberán retrotraer la decisión y escoger un candidato “paquete” que se preste para un espectáculo que puede sepultar toda opción de la candidata favorita.
Si todo sale mal, será una primaria con escasa competencia y, por tanto, con baja participación, transformando esa primaria en un “efecto boomerang” para Matthei. Si las cosas cambian en el camino y la elección se torna competitiva, los asesores de Matthei se ganarán un gran punto, siempre que la candidata triunfe de manera holgada y en una primaria de alta convocatoria. Al menos, con una primaria será posible hacer una campaña más ordenada, armar una buena franja televisiva, y participar en debates nacionales.
Pero si todo salen mal, Chile Vamos pasará a la historia como la “coalición boicot”. Es muy difícil de explicar la decisión de ir a primarias en estas condiciones. En lo personal, siempre he sido partidario de esta fórmula, aunque no es el único mecanismo de selección de candidatos. El propósito de una primaria es fortalecer la opción ganadora, movilizar a los electores, entusiasmar a los partidos, y promover una amplia participación electoral. El contexto en que Chile Vamos impulsa esta primaria se aleja de tales propósitos.
Los partidos que ya proclamaron a Matthei deberán “des-proclamarla”, los militantes de esos partidos entrarán muy confundidos a hacer la campaña por un candidato “inventado” a última hora, Matthei deberá explicar esto a la opinión pública, los votantes se darán cuenta que es una primaria improvisada, y los electores de otros partidos tendrán la tentación de salir a intervenir esa primaria para impedir que Matthei llegue a la primera vuelta. Kast se frota las manos. A lo mejor, llegó su momento.
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