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Gendarmería abre sumario tras querella por malos tratos contra interno de Santiago Uno: denuncian intervención de cámara

Una brutal golpiza, una cámara tapada y un relato de mala habitabilidad son parte de las denuncias que realizó un recluso de la cárcel Santiago Uno contra un gendarme del penal, y que forman parte de una querella que interpuso el Instituto Nacional de Derechos Humanos por el delito de tortura.

El interno de iniciales A.M.R llegó en noviembre pasado al recinto carcelario, luego de ser trasladado desde el CDP de Angol, donde había denunciado malos tratos y problemas de habitabilidad, lo que generó que se presentaran diversas acciones judiciales a su favor.

Por lo mismo, el INDH ordenó realizar un seguimiento a su caso, lo que se concretó el pasado 22 de enero cuando el abogado Matías Maldonado visitó al sujeto, quien le aseguró que estaba viviendo en condiciones deplorables y que los presos de su módulo no tenían acceso a patio ni al servicio de alimentación, situación que fue negada por Gendarmería. 

Pero el punto más grave que planteó el interno, se relaciona con una agresión que habría sufrido como represalia de lo que había denunciado en la Araucanía.

Una golpiza con la cámara intervenida

Según el libelo, A.M.R aseguró que un gendarme lo "amedrentaba, golpeaba, insultaba y rociaba con gas pimienta" y le decía que “venía encargado por sapo desde el sur”. Relato que se dio en presencia del funcionario en cuestión. 

La situación dejó preocupado al abogado del INDH, quien decidió volver ese día durante la tarde en compañía de otro profesional y una cámara fotográfica para dejar registro de las condiciones de habitabilidad del módulo. 

Al volver, vieron que el interno había sido golpeado, lo cual se hizo evidente al constatar que tenía una inflamación y hematoma en su pómulo derecho, la boca rota, parte de sus dientes sueltos y marcas en la espalda presumiblemente generadas por un bastón de servicio. De acuerdo a la víctima, el autor del ataque fue el mismo gendarme que había denunciado horas antes. 

En ese contexto, los funcionarios del Instituto se percataron que la cámara de seguridad que daba al pasillo donde habrían ocurrido los hechos, se encontraba tapada con cinta adhesiva y pasta densa, imposibilitando el registro audiovisual. 

Ante los graves antecedentes, interpusieron de manera inmediata un amparo telefónico ante el Séptimo Juzgado de Garantía y, una posterior querella el 26 de enero, lo que derivó en el dictamen de medidas de protección para el interno.

Las medidas de Gendarmería 

El día 29 de enero, el juez de garantía Patricio Álvarez ofició al alcaide de Santiago Uno para que se dictaran todas las medidas de seguridad especiales a favor del interno, en orden de resguardar su integridad personal. Además, estableció como medida cautelar que el funcionario de Gendarmería debe abstenerse de acercarse al sujeto en cuestión.

Desde Gendarmería plantearon que se enteraron de la denuncia el mismo 22 de enero ocurridos los hechos, y que "inmediatamente se instruyó un sumario administrativo y se trasladó al funcionario a otra dependencia institucional, quien permanecerá ahí mientras dure la investigación".

Respecto al interno, plantearon que "se encuentra reubicado en otra sección del recinto y con régimen de visitas, según lo determinado por el tribunal", señalando que la institución "reafirma su compromiso con el trato justo y digno hacia todas las personas que tiene bajo su custodia, rechazando, tajantemente, toda acción que vulnere los derechos humanos de las personas privadas de libertad".