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Cártel de Sinaloa en Chile: El juicio, la célula y la búsqueda del jefe narco

Tres meses han pasado desde que la Corte de Apelaciones de Iquique acogió una solicitud de extradición en contra del ciudadano mexicano-irlandés, Morris O’Shea Salazar, presunto líder de una célula del cártel de Sinaloa que intentó instalarse en Chile.

El miembro de la organización criminal operaba desde España, a casi 11 mil kilómetros de distancia del país. Su objetivo era abrir una puerta de salida desde Chile para traficar sustancias ilícitas, provenientes de Bolivia, a distintos puntos de Europa.

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Pero una investigación que comenzó en 2020 -y que contó con la infiltración de agentes de la Policía de Investigaciones (PDI)- impidió el avance del grupo dirigido por O’Shea, y terminó con la detención de dos mexicanos que intentaron enviar desde Valparaíso 61 kilos de cocaína al puerto de Rotterdam, en Holanda.

Los imputados eran Ricardo y Yolanda Salazar Tarriba -esta última madre del narco mexicano-irlandés-, quienes se encuentran en prisión preventiva en Santiago I y en el CPF de San Miguel, respectivamente. Ambos son familiares de María Alejandrina Salazar, la primera esposa del narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán.

El Ministerio Público se había coordinado con la Guardia Civil Española para que, en esa misma operación, se detuviera también a O’Shea Salazar, que entregaba instrucciones desde Europa.

Pese a los intentos, escapó y presuntamente estaría en el estado de Sinaloa, México. Por eso, la Fiscalía de Tarapacá solicitó su extradición y lo formalizó en ausencia por los delitos de tráfico ilícito de estupefacientes y asociación ilícita.

Los otros delitos de O’Shea Salazar

Nacido en México, O’Shea Salazar llegó a Irlanda en 2005 con su madre y su hermana. Se instalaron en Killorglin, en el condado de Co Kerry, de donde era oriundo su padre, quien falleció en un accidente automovilístico en Latinoamérica.

Sus vecinos lo recuerdan como un niño inofensivo y reservado. "Era un poco idiota", señaló uno de ellos a la plataforma irlandesa Irish Star. Aunque sus compañeros de colegio -quienes lo apodaban “el mexicano”- no piensan igual. Algunos aseguraron al mismo medio que O’Shea Salazar los solía amenazar con sus conexiones con la mafia mexicana.

"Solía ??decirnos que tenía vínculos con los cárteles en México. Pensamos que se estaba equivocando y que era sólo una bravuconería”, comentaron, luego de enterarse de su relación con el Cartel de Sinaloa. “El mexicano iba en esa dirección", agregaron.

Pero no solo habría tenido conductas agresivas en el colegio. En 2009 -según Irish Star- fue acusado de 14 delitos, entre ellos posesión de arma de fuego, daños criminales, orden público, robo y manipulación de bienes robados.

Estuvo un mes en prisión y se declaró culpable de todos los cargos. Pagó mil euros de indemnización, además de un arresto domiciliario de 12 horas como alternativa a la cárcel.

Misión en Chile

Fue a inicios de septiembre de 2020 cuando, de manera clandestina por Colchane, Ricardo Salazar Tarriba ingresó a Chile. Tenía una sola misión: montar redes logísticas y crear vínculos para que el cártel de Sinaloa -al cual pertenece- lograra instalarse e importar sustancias ilícitas desde Bolivia al territorio nacional, para luego exportarlas a distintos puntos de Europa, como Bélgica, Holanda y España.

Su llegada había sido advertida días antes por la Administración de Control de Drogas? (DEA) de Estados Unidos. Por eso, la Fiscalía determinó que funcionarios de la PDI se infiltraran en la organización mexicana y pasaran como “dealers” para traficar.

Así, una vez en Chile, Salazar fue recibido por los agentes encubiertos, quienes se convirtieron en su mano derecha. El familiar del “Chapo” Guzmán arrendó un departamento en la calle Manuel Plaza, en la comuna de Iquique, y comenzó con la primera etapa: conocer el territorio.

Los primeros días de octubre recorrió el puerto de Iquique, el aeropuerto Arturo Merino Benítez y el puerto de Valparaíso, y reclutó a operadores del área portuaria y aeroportuaria, que también eran infiltrados de la PDI. Con ese esquema armado, le informó al líder de la célula del Cartel de Sinaloa en el extranjero -y su sobrino-, O’Shea Salazar, que Chile reunía las condiciones para la operación.

Con esa información, el ciudadano mexicano-irlandés autorizó las primeras importaciones de clorhidrato cocaína, de las que se concretaron sólo dos por el paso fronterizo de Colchane.

Todo parecía ir acorde al plan, hasta que Salazar Tarriba comenzó a sufrir una serie de padecimientos que fueron mermando su estado de salud. Estuvo internado en distintos centros de salud de Iquique e, incluso, tuvo que someterse a una cirugía cardiaca en una clínica en Santiago.

En ese contexto, Yolanda Salazar Tarriba, hermana de Ricardo y madre de O’Shea Salazar, decidió viajar a Chile para apoyar las operaciones ilícitas. Arribó al país el 14 de diciembre de 2020 y, desde ese entonces, según el Ministerio Público, comenzó a realizar coordinaciones para materializar los envíos de la droga a Europa.

Un mes después de la operación médica, los hermanos Salazar Tarriba comenzaron a acelerar el envío de la droga a distintos puertos de Europa. Tras varias gestiones, finalmente la carga zarpó el 5 de febrero de 2021, desde el puerto de Valparaíso, en dirección a Amberes, Bélgica.

Pero lo que no sabían es que era un envío ficticio -con previa autorización de la Fiscalía y Aduanas- de 665 kilos de droga tipo clorhidrato de cocaína, de los cuales 250 eran de propiedad de la célula liderada por O’Shea Salazar. Lo restante pertenecía “ficticiamente” a otro grupo criminal.

Después del zarpe, uno de los agentes encubiertos de la PDI se reunió con Ricardo Salazar Tarriba para exhibir un video del momento en que las sustancias ilícitas eran cargadas en el contenedor. El registro audiovisual sirvió como una prueba para O’Shea Salazar, quien controlaba estas operaciones desde Sinaloa e informaría de forma directa a los hijos de Joaquín Guzmán, más conocidos como “Los Chapitos”.

“Zamorano”, el agente español

Una vez enviada la droga vía marítima, la célula del cártel de Sinaloa comenzó a preparar nuevas remesas para traficarlas de forma aérea. Los hermanos Salazar Tarriba tuvieron varios encuentros con quienes pensaban que eran sus aliados (agentes encubiertos) para afinar detalles.

Concretaron varias reuniones en Santiago, hasta que se definió una estrategia. El plan era el siguiente: enviarían una remesa de droga en contenedores, que sería recibida en Madrid por un supuesto hombre de confianza de uno de los agentes encubiertos chilenos que trabajaba con los hermanos Salazar Tarriba.

El Ministerio Público chileno se había coordinado previamente con la Guardia Civil española, en el marco de la investigación sobre este grupo criminal, para que la seguridad europea designara a un agente encubierto, que actuara como funcionario del aeropuerto de Madrid. Así entró a la operación, bajo un nombre ficticio: “Zamorano”.

El plan consistía también en que, una vez que Zamorano tuviera la droga en sus manos, se la entregaría a O’Shea Salazar. El agente español comenzó a contactarse con el narco mexicano-irlandés para coordinar el traspaso y gestionar el arribo de las sustancias ilícitas al continente europeo.

Según los informes reservados, tuvieron algunas conversaciones, en las que acordaron reunirse una vez que O’Shea Salazar regresara a España. Así, el 10 de marzo de 2021, a través de la aplicación Signal, el imputado le escribió a Zamorano bajo el nombre de usuario “Amado”, para avisarle que estaría de vuelta en tres semanas.

Ese mismo día, los hermanos Salazar Tarriba decidieron salir de Chile, en dirección a México. Ese movimiento alertó al Ministerio Público, desde donde emitieron una orden de detención en contra de ambos. Fueron apresados a las 17.14, en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez. Dos días después, se determinaron sus ingresos para cumplir prisión preventiva.

La noticia llegó hasta O’Shea Salazar, quien le escribió por WhatsApp a Zamorano, preocupado por la detención.

Los días posteriores ambos siguieron comunicándose, con la intención que Zamorano fortaleciera el vínculo con O’Shea Salazar, y así lograr su infiltración a la organización criminal que operaba en Europa.

Pero los diálogos terminaron el 19 de marzo, cuando el narcotraficante irlandés-mexicano se enteró de que su organización había sido infiltrada por la Policía de Investigaciones de Chile y la Guardia Civil española.

Más de 20 años de presidio

El Ministerio Público ya tiene preparada la acusación contra los integrantes de la célula del cártel de Sinaloa, que buscaba instalarse en Chile. El inicio del juicio está agendado para el 2 de noviembre próximo, a las 8.30 de la mañana.

La Fiscalía buscará condenar a los hermanos Salazar Tarriba por delitos relacionados con la Ley de Drogas, y pedirá para cada uno 10 años de presidio mayor en su grado mínimo, y el pago de una multa de 200 Unidades Tributarias Mensuales (UTM).

Pero también imputará penas para cada uno. Para Ricardo solicitará una condena de 15 años de presidio mayor en su grado medio, mientras que en el caso de Yolanda, se pedirán 10 años de presidio mayor en su grado mínimo.

La justicia chilena, en tanto, está a la espera de la solicitud de extradición de O’Shea Salazar para imputarle los mismos cargos de su madre y tío. Por mientras, sólo se sabe que estaría ocultó en Sinaloa bajo los órdenes de sus casi sobrinos “Los Chapitos”.