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Mauricio Morales analizó la última Cadem en relación al Presidente Boric y Apruebo Dignidad: "Con pintura de guerra"

¿Qué pasó?

El académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, analizó los resultados de la última encuesta Cadem, y la relación entre el Presidente Gabriel Boric y Apruebo Dignidad. Su columna la tituló, "con pintura de guerra".

El análisis de Morales

Aunque suene reiterativo, la crisis del país es inédita en todas y cada una de las dimensiones que componen el concepto de gobernabilidad democrática. No hay paz social, la crisis económica sigue azotando, y la política se transformó en una especie de montonera permanente.

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Estamos saturados de diagnósticos, mensajes, gestos, palabras, puestas en escena, discusiones, quejas, pasadas de cuenta, acusaciones, venganzas, y tiras y afloja. La Ley Naín-Retamal aún no salía del Congreso y legisladores de Apruebo Dignidad ya estaban anunciando un requerimiento ante el Tribunal Constitucional. Es decir, el gobierno promovió la ley, y parte de ese mismo gobierno quería invalidar algunos artículos de ella. Es un desorden descomunal e imperdonable en medio de una crisis de seguridad pública que tuvo como punto cúlmine el asesinato de tres Carabineros en treinta días.

Lo anterior retrata la situación de guerra que se vive en la coalición dirigida por el Presidente Boric. Si sus partidos no están de acuerdo en una estrategia común para enfrentar el delito, entonces hay tres caminos posibles.

Primero, que la situación siga empeorando a nivel nacional. Segundo, que el Presidente tome la decisión de gobernar solo con el grupo que le sea más afín. Tercero, que estratégicamente Apruebo Dignidad haga lo mismo que hizo la derecha en el plebiscito de salida: fondearse.

Cada declaración de alguno de sus miembros produce una escalada de ira y acusaciones desde la propia coalición, retratando un encono permanente que está llegando a los insultos. Así es imposible gobernar y mucho menos administrar una crisis de estas características. Al menos en materias de seguridad pública, Apruebo Dignidad es un obstáculo para el Presidente. Esto no desconoce la contribución de figuras relevantes. Ahí están Camila Vallejo y Jeannette Jara, pero su eficiencia contrasta y es invisibilizada por el desempeño de otros líderes del bloque, cuyo afán es torpedear el trabajo legislativo de su propio gobierno en asuntos de seguridad pública.

¿Es necesario otro cónclave del oficialismo? En absoluto. Sería una señal de unidad poco creíble e inútil en estos tiempos. ¿Se puede salir del gobierno Apruebo Dignidad? No es algo que podamos descartar, pero retirarse de un gobierno implica la salida de puestos laborales de un número significativo de militantes. A veces la racionalidad es dura, pero dejar sin pega a un grupo importante de correligionarios sale más caro que resistir en una coalición de gobierno que va a contrapelo de los principios ideológicos de Apruebo Dignidad. Sin embargo, esto podría producirse más adelante, especialmente si existe la convicción de que el poder se trasladará a una coalición distinta para las presidenciales de 2025. No se salta del buque cuando éste aún flota. Se salta cuando el hundimiento es inevitable.

Pero para mantenerse en el gobierno, Apruebo Dignidad debe asumir una realidad incontrarrestable: Carabineros y las Fuerzas Armadas generan amplia confianza en la ciudadanía, tal como lo muestra la última Cadem.

Mientras Carabineros y la Armada registran un 79% de confianza, la Fuerza Aérea alcanza 76% y el Ejército el 72%. Hay un abismo de diferencia con el Congreso, que registra un magro 18%, retrocediendo 8 puntos respecto a la medición de febrero.

Resta señalar que esta medición se hizo antes del asesinato del cabo Palma, por lo que es muy probable que la confianza en Carabineros sea significativamente superior. En consecuencia, Apruebo Dignidad no tiene salida. Sus ministros debiesen ser designados en otras tareas, y en ningún caso intervenir en asuntos de seguridad pública. Esa es la decisión que debe tomar el Presidente Boric, con pintura de guerra si es necesario. No se trata de un nuevo cambio de gabinete, sino que de cancelar a parte de su coalición por más doloroso que sea.

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