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Mauricio Morales analiza la última encuesta Cadem y el proceso constitucional: "Con el pie derecho"

¿Qué pasó?

El académico de la Universidad de Talca, Mauricio Morales, analizó los resultados de la Encuesta Plaza Pública de Cadem de este domingo 25 de diciembre, hablando del proceso constitucional: "Con el pie derecho", dijo.

El análisis de Morales

El titular de esta columna es engañoso. Advierto al lector o lectora que si bien “partir con el pie derecho” siempre es una buena señal, a veces esconde una interpretación subterránea. Es cierto. Si se miran los datos de la última Cadem, el apoyo a los 12 contenidos base para redactar la Nueva Constitución es impresionante. El que menos marca- que Chile sea un país bicameral- lo hace con el 63%. El resto promedia más de un 80%. Estos 12 principios son casi de sentido común, salvo para la anterior Convención que intentó refundarlo todo y terminó destruyéndolo todo.

Y desde acá se desprende la interpretación más subterránea. En realidad, creo que es la interpretación correcta. Cuando digo “derecho”, me refiero- además de mi entusiasmo con el nuevo proceso- a que este acuerdo fue construido a imagen y semejanza de ese sector político. O sea, Chile Vamos. En rigor, el acuerdo avanza hacia una Convención Mixta, con fuerte predominio de los expertos, y con un sistema electoral para escoger consejeros constitucionales que claramente favorece a la derecha. En simple, Chile Vamos tiene todo para llevarse el proceso constitucional para la casa. Esta tentación es grande, pero extremadamente peligrosa. El apoyo al nuevo proceso alcanza sólo el 50%, aunque esto se explica por el hartazgo ciudadano derivado del fracaso de la etapa anterior. Es comprensible, por tanto, que la ciudadanía vea esta segunda etapa con cierta distancia.

¿Qué podría salir mal para la derecha? El Presidente no sale del 30% de aprobación, y genera una confianza de solo el 34%, 20 puntos menos que en marzo. La elección de consejeros constitucionales será realizada en plena recesión económica, y seguramente la coalición de gobierno competirá en dos listas. La única amenaza la constituye Republicanos y el PDG, pero como todo quedó atado y bien atado- el titular de mi columna anterior- Chile Vamos ya tiene poder de veto en la comisión experta. Incluso, con un mal resultado electoral, será un actor protagónico, lejos del triste rol de actor de reparto que tuvo en la Convención anterior.

Pero si la derecha quiere llevarse todas las ganancias en este proceso constitucional, demostrará una vez más su histórica torpeza. Podría, guardando las proporciones, cometer el mismo error de la izquierda más radical que, incomprensiblemente, llevó el proceso anterior a un camino sin salida. Entonces, que no se pasen de listos. Ya tienen un diseño institucional para escribir la nueva Constitución que es extremadamente favorable para sus propósitos. Sería francamente insólito que no obtuviesen el 40% de los escaños en el Consejo Constitucional, cifra que les permitirá convertirse en actor de veto. Pero ahí recae precisamente el riesgo. Si en la discusión constitucional la derecha sigue defendiendo ideas antiguas, retrógradas y en exceso conservadoras, arriesga un nuevo fracaso para el país.

En definitiva, este proceso constitucional debe ser conducido por personas maduras, serias y responsables, más allá de la filiación ideológica. Chile no resiste otro tropiezo. No hay espacio para fallar.

Esta nueva Constitución debe ser escrita en clave de los 90. Sí. De los 90, cuando la política de los acuerdos nos permitió avanzar exitosamente en el camino a la re-democratización, teniendo a Pinochet encima y a un conjunto de militares que no veía con malos ojos una nueva crisis institucional. Incluso, con partidos de derecha que a regañadientes aceptaban el triunfo de la democracia sobre la dictadura. De eso debemos aprender.

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