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Columna de Mauricio Morales: "Una reforma previsional puede impulsarse sin una nueva Constitución"

El Presidente tomó una decisión riesgosa, pero correcta: enviar el proyecto de reforma previsional en medio de una crisis de proporciones. No cuenta con los votos suficientes para aprobarlo e, incluso, arriesga que la discusión se dilate en exceso. Sin embargo, la propuesta se inscribe en un contexto muy crítico hacia las AFP. 

De hecho, es una institución que- según CADEM- inspira poco más del 20% de confianza en la opinión pública, siendo objeto de marchas y jornadas de protesta, llegando al punto de convertirse en el niño símbolo de la rabia social. El Presidente, de esta forma, se enfrenta a un rival que comunicacionalmente es fácil de derrotar. Al mismo tiempo, puede instalar una idea simple: quien vote en contra de este proyecto, será un cómplice activo de las AFP.

Con la ciudadanía de su lado- al menos en este proyecto- el Presidente aspira a reconquistar el corazón de los chilenos, salvo en el polémico destino del 6% de cotización adicional con cargo al empleador. Según la encuesta CRITERIA de octubre, un 48% prefiere que ese 6% vaya a sus cuentas individuales, y el 37% que vaya en mitades a esas cuentas y a un fondo común. Solo el 15% está de acuerdo con que la totalidad de esos recursos vayan a ese fondo solidario. Por tanto, el gobierno deberá ser lo suficientemente hábil como para generar una sensación de "fin del sistema de AFP", pero respetando el esfuerzo individual de cada trabajador, e impulsando un espíritu de solidaridad intra e inter-generacional.

Afortunadamente, el Presidente cuenta con una sobresaliente ministra del Trabajo. Jeannette Jara no solo ha sido la más clara al momento de explicar la reforma, sino que también reproduce un liderazgo carismático que se asimila a los primeros momentos políticos de Michelle Bachelet. La tarea más dura será conseguir los votos para avanzar en la tramitación del proyecto, pero ahí la responsabilidad será compartida con el equipo de SEGPRES e Interior.

Finalmente, el Presidente- aunque sea de manera indirecta- envía otro mensaje: una reforma previsional puede impulsarse sin una nueva Constitución. A diferencia de lo que declararon algunos de sus ministros, el plan de transformaciones del mandatario es perfectamente viable con la Constitución actual. Por cierto, no es posible sin las mayorías suficientes, pero esa es una discusión contingente que dice relación con la construcción de una coalición legislativa. El problema para el gobierno, entonces, es de carácter político, no institucional. Lo concreto es que el tránsito hacia un sistema mixto de pensiones se puede hacer con las actuales reglas del juego, y si el Presidente lo saca adelante, pasará a la historia como el mandatario con mayores logros en esta materia.

 

Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política. Profesor Titular UTALCA-Campus Santiago.