Hombre implantado con chip cerebral Neuralink de Elon Musk comienza a sufrir primeros errores con el dispositivo
- Por Sofía Parra
¿Qué pasó?
En enero del año pasado, Noland Arbaugh se convirtió en el primer ser humano en recibir un implante cerebral de Neuralink, la compañía del magnate Elon Musk, quien había asegurado que el procedimiento tendría resultados "prometedores" en esa ocasión.
Arbaugh, un hombre completamente paralizado desde del cuello hacia abajo, podía mover un cursor e interactuar con interfaces digitales únicamente a través de su mente gracias al implante, que consistió en 64 cables ultrafinos con 1024 electrodos, diseñados para registrar y decodificar las señales eléctricas del cerebro.
Primeros fallos en hombre con implante Neuralink
Si bien el experimento fue catalogado como un éxito durante las primeras semanas, comenzó a presentar problemas poco después del implante, según confirmó la misma empresa Neuralink, que detalló que aproximadamente un mes después de la operación, alrededor del 85% de los electrodos dejaron de funcionar correctamente.
Ir a la siguiente notaDebido a esto, hubo una pérdida considerable en la precisión y capacidad del control que Arbaugh tenía sobre el sistema, llegando al punto en el que dejó de poder utilizar la computadora de forma efectiva.
Según explicó Neuralink, el fallo no vino desde la parte electrónica del implante, sino de la interacción con el cuerpo humano. En este sentido, la empresa apuntó a que el tejido cerebral de Arbaugh no cicatrizó de la manera esperada, provocando movimiento en los cables implantados.
Aunque fue pequeño, este movimiento bastó para desconectar la mayoría de los electrodos, afectando gravemente la calidad de la señal cerebral recogida por el microchip.
No obstante, Arbaugh decidió continuar con el experimento pese a la complicación, expresando que no se arrepiente de haberse sometido a la intervención y que confía en que el aprendizaje de su caso ayudará a mejorar futuras versiones del implante.
Cabe recordar que, tal y como se dijo en primera instancia, el dispositivo será retirado de su cabeza en cinco años, momento en el cual perderá nuevamente la capacidad de comunicarse mediante este avance tecnológico.
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