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"General Armageddon": El rostro despiadado de la campaña rusa en Ucrania y que Putin adora

Con su cráneo rapado, rasgos inflexibles y aire marcial, Serguéi Surovikin se convirtió en el rostro de "la operación militar especial" rusa en Ucrania. Con fama de despiadado, este veterano de las peores guerras de Moscú es el artífice de una campaña de bombardeos masivos.

Apodado "general Armageddon" por los medios occidentales, Serguéi Surovikin, 56 años, fue nombrado comandante de las fuerzas rusas en Ucrania el 8 de octubre. Sobre sus hombros recae la pesada tarea de poner fin a la serie de derrotas sufridas por las tropas de Moscú, que retrocedieron en varios frentes.

Mientras que el ejército guarda silencio desde hace semanas por sus reveses sobre el terreno, Surovikin apareció el martes en televisión, con uniforme militar y delante de varias banderas, para reconocer una situación "tensa" y para advertir de que no tiene miedo de tomar una "decisión muy difícil".

Es posiblemente por este tipo de declaraciones marciales, y por su apariencia de control de la situación, que Vladimir Putin eligió al general Surovikin, un veterano de la guerra soviética en Afganistán, de la segunda guerra de Chechenia en los 2000 y de la campaña siria de 2015.

"Es una persona muy conocida, los militares hablan mucho de él. Tiene la reputación de ser un comandante demente, traumatizado y despiadado", reveló a la AFP un experto militar ruso reconocido, que pidió conservar su anonimato por miedo a las represalias del poder.

"Putin lo adora. En Siria expulsaba a los oficiales del Estado Mayor para que dirigiesen los ataques", añade este experto.

El que tuvo "más éxito"

El experto en geopolítica en la Escuela Superior de Economía de Moscú, Vassili Kachin reconoce las "capacidades de gestión y de estratega apreciadas" del general.

"Está claro que los dirigentes rusos consideran a Surovikin como el comandante más capacitado para dirigir una campaña militar tan importante", añadió.

Según el analista independiente Alexandr Jramchijim, las fuerzas "Sur" que dirigió Surovikin hasta ahora en Ucrania fueron las que "tuvieron más éxito" contra los Ucranianos. "Es el único criterio en la situación actual".

El cambio de estrategia ya es visible: dos días después del nombramiento de Surovikin, el ejército ruso desencadenaba una ráfaga de misiles sobre las infraestructuras críticas ucranianas, provocando cortes de electricidad y de agua corriente en varias ciudades. Unos bombardeos que se repitieron poco después, presagio de un invierno duro para los ucranianos.

Justificando estos ataques en televisión, Vladimir Putin confirmaba que se llevaron a cabo "por propuesta del ministerio de Defensa". Es decir, de Serguéi Surovikin.

Antes de Ucrania, Surovikin, oriundo de Siberia, fue uno de los comandantes de las fuerzas rusas en Siria. La ONG Human Rights Watch le acusó en 2020 de ser uno de los que "pudieron asumir la responsabilidad" de ataques ordenados sobre zonas residenciales, escuelas y hospitales.

El candidato de los duros

En Rusia, es sobretodo conocido por su participación en el intento de golpe de Estado fallido de 1991, que firmó la sentencia de muerte de la URSS. Encarcelado después de que las tropas que dirigía mataran a tres manifestantes pro-democracia, Surovikin fue liberado unos meses más tarde.

"La segunda vez que fue encarcelado, fue a finales de los años 90 por tráfico de armas, pero la pena fue anulada en apelación", añadió el experto que pidió conservar su anonimato.

La reputación de Surovikin se ganó el respeto de los partidarios de una línea dura: el dirigente checheno pro-Putin Ramzan Kadyrov, que fustigó al mando militar ruso en Ucrania por su incompetencia, se mostró "100% satisfecho" por su nombramiento.

Una figura de la oposición rusa, Leonid Volkov, acusó a Surovikin de ser un "ladrón legendario" que se enriqueció gracias a la tala ilegal de madera. "Es un hombre de negocios, no un general", escribió en Twitter.

Pero es tan solo su capacidad para darle la vuelta a la situación en Ucrania lo que tomará en cuenta el régimen para evaluar a Surovikin.

El martes ya aprobó la evacuación hacia Rusia de la población de la ciudad ocupada de Jersón, señal de que Moscú podría prepararse para perderla frente a los ataques ucranianos.