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Este aviso se cerrará en segundos

La despidieron en su segundo día de trabajo en un centro de Spa y por "venganza" hizo quebrar el negocio

  • Por Diego Alonzo

Lauren Arafat es el nombre de la mujer de 30 años que fue condenada tras haber ejecutado una "venganza sofisticada" contra un centro de Spa en el que fue despedida a dos días de ser contratada en Reino Unido.

La situación se remonta al 2019, una vez que fuera a una entrevista de trabajo ubicado en Yorkshire. En aquel entonces, le comunicaron que había quedado seleccionada para el puesto de recepcionista.

Sam Pearce, quien la capacitó durante esos días, le enseñó a utilizar un programa que se solía usar en el lugar para agendar los turnos de los clientes, informa Crónica.

El despido de Lauren

Sin embargo, repentinamente, a la mujer le dijeron que estaba despedida. En esta línea, desde el propio Spa aseguraron que la decisión se había tomado por unas conductas que ella había tenido.

La Fiscalía, que se encargó de investigar el caso, se refirió a esta determinación y señaló que "en su segundo día de trabajo, se comportó de forma errática y hubo una serie de problemas que dieron lugar a que la propietaria iniciara una reunión de personal y luego resolviera echarla".

La "venganza" de la mujer

Evidentemente molesta por su repentino despido, Lauren se enojó con su jefa y se fue de allí. Pero lo peor vino después, puesto que decidió poner todos sus conocimientos a prueba para llevar a cabo un delito.

Así fue como optó por conectarse de su celular y, haciéndose pasar por un empleado, borró 112 turnos que ya estaban programados, en un acto de "venganza".

 

Crónica

 

"La dueña tuvo que llamar por teléfono a los clientes para volver a agendar sus citas y también averiguar si se habían borrado otras", sostuvo la Fiscalía en ese entonces.

El cierre definitivo del Spa

A raíz de lo anterior, el Spa jamás pudo recuperarse, por lo que fue cerrado definitivamente: "Lo intentamos todo con un costo financiero personal para mantenernos a flote, pero se trató de una tormenta perfecta que forzó la bancarrota de mi negocio", afirmó la dueña del local.

Asimismo, aclaró que "en última instancia, (Lauren) destruyó por completo la reputación, los planes de futuro y otras posibilidades".

Finalmente, la mujer se declaró culpable del hecho y fue sentenciada a 250 horas de trabajo comunitario sin remuneración y 15 días de "actividades de rehabilitación", ya que no se pudo comprobar si el cierre del centro se produjo específicamente por la acción de Lauren.

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