A 20 años de la dolarización en Ecuador, lo bueno y lo malo
Un cambio drástico en el paradigma económico en Ecuador cumple dos décadas este 9 de enero. Fue en el año 2000, en horas de la noche, cuando el entonces Presidente Jamil Mahuad se presentaba en cadena nacional de televisión anunciando la dolarización de la economía ecuatoriana.
“He llegado a la conclusión de que el sistema de dolarización es un sistema conveniente y necesario para el Ecuador. Es la salida que ahora tenemos, es el camino por donde debemos transitar. La cotización será de 25.000 sucres por dólar” expresó.
Una alocución ocurrida en medio de la etapa de mayor crisis económica y política del país, una drástica decisión que implicaba la renuncia a la moneda propia (el Sucre, vigente desde 1884), a las herramientas de política monetaria y la adopción de una moneda dura con fuerte presencia internacional.
Una economía que venía de tocar fondo a fines de 1998, cuando el sistema financiero colapsaba sin control. El Banco Central había inyectado dinero para respaldar los depósitos, pero los bancos quebraron uno tras otro, el Sucre perdió su fortaleza aceleradamente, y existía un éxodo de ciudadanos cruzando las fronteras.
La brutal devaluación de la moneda y la inflación desatada, habían sumido a más de la mitad de la población en la pobreza. El precio del dólar había pasado de 4 mil a 25 mil Sucres en solo meses. “Uno iba a un banco a comprar dólares y en la fila veía cómo el sucre se iba devaluando”, recuerda Dora de Ampuero, promotora de la dolarización, economista liberal y fundadora del Instituto Ecuatoriano de Economía Política.
Sin embargo; y a tan solo doce días del anuncio de dolarización, el presidente Mahuad es derrocado debido al malestar por la crisis bancaria, la inestabilidad, el alto desempleo, las medidas de ajuste y el temor ante una moneda extranjera.
Un largo camino ha sido transcurrido. Veinte años de una medida histórica que ha estado marcada por las ‘fisuras’ que han provocado las políticas económicas poco certeras de los diferentes gobiernos que han ejercido el poder, sin mantener una sana política económica; pero que sin embargo y pese a los tropiezos se ha mantenido dolarizada.

Un país por el que han pasado 6 presidentes desde el año 2000.
Aquí un breve resumen de los períodos que se dieron en estas dos décadas:
- Jamil Mahuad, elegido en 1998 y quien se mantuvo hasta enero de 2000, cuando le depuso un golpe de Estado, liderado por indígenas y militares, entre ellos el coronel Lucio Gutiérrez.
- El entonces vicepresidente Gustavo Noboa recibe temporalmente la presidencia hasta las elecciones.
- En Enero de 2003 tomó posesión como mandatario electo el Coronel Lucio Gutiérrez, quién es destituido el 20 de abril de 2005 por el Congreso aduciendo un polémico abandono del cargo cuando se hallaba en el palacio presidencial.
- Se designa al vicepresidente Alfredo Palacio, quien permaneció hasta el proceso electoral.
- En Enero 2007 toma posesión Rafael Correa ganador en segunda vuelta, manteniéndose en el poder hasta las elecciones de 2017.
- Enero 2017 – Lenin Moreno resulta electo por voto popular
Diversas investigaciones afirman que la dolarización del Ecuador fue una medida casi obligatoria y pensada para no permanecer mucho tiempo. Con ella, se pretendía garantizar el crecimiento económico del país.
Áreas fundamentales para el desarrollo de esa nación, tales como la producción, el incremento de la productividad, la reducción de la pobreza, la equidad social, el ordenamiento de la parte fiscal acorde a las necesidades del país no han mejorado de la forma esperada. La estabilidad monetaria es necesaria pero no suficiente pensando en el mediano y largo plazo.
Pese a ello, la medida se mantiene y ahora, según Jaime Carrera, secretario del Observatorio de la Política Fiscal (OPF), la dolarización es para Ecuador “un patrimonio nacional”, que ha logrado poner a flote la economía, bajar la inflación, estabilizar los salarios y facilitar el crédito.
Carrera distingue tres etapas del sistema en estos 20 años. La primera, del 2000 al 2006, en la cual se manejó con una disciplina fiscal compatible, y así se logró reducir la deuda y generar superávit fiscal.
La segunda va del 2007 al 2018, cuando los últimos gobiernos actúan de manera “poco responsable”, atentando contra los fundamentos de la dolarización. Así se consumieron los fondos de ahorro, creció la deuda pública, el déficit fiscal y se hipotecó el crudo.
Desde hace año y medio, estima el analista, se vive una tercera etapa de readaptación a parámetros de disciplina fiscal: entre ellos reducir el déficit, atraer inversiones, fomentar exportaciones. Pero “se trata de un camino doloroso y largo”. “La medida de dolarización por sí sola no es la solución, tiene que ir en conjunto con políticas capaces de recoger todos los frutos que puede proporcionar el tener vigente esta moneda fuerte que es el dólar”.
Mientras tanto, otros expertos han dicho que la mayor virtud de la dolarización es “Que nos ha ayudado a separar lo político de lo económico”, dice Julio José Prado, presidente de la Asociación de Bancos Privados (Asobanca).
“Su legado ha sido un menor riesgo de tipo de cambio, la estabilización del poder adquisitivo de los salarios y el aumento de la inversión privada, indudablemente impulsado por la disminución de incertidumbre sobre los precios y las políticas financieras”, dice.
A pesar de todos los riesgos y situaciones de inestabilidad política, en estos veinte años, nunca se ha puesto en riesgo la continuidad de la medida.
En conclusión, no se ve en el horizonte una inminente salida de la dolarización. Los resultados obtenidos hasta la fecha indican que la mayor ventaja ha sido la estabilidad económica.
La opinión general es que uno de los grandes consensos, es el que 90% de la población quiere mantener ese sistema, porque en cierta forma confía en la solidez de la moneda y estima que cualquier política económica que se aplique debe mantener la estructura dolarizada.
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