Cuatro años de Francisco: Los desafíos pendientes del primer Papa latinoamericano
Por Oliver Rodríguez
"La Iglesia necesitaba alguien con mayor energía física y espiritual que pudiera enfrentar los problemas y desafíos de gobernar la Iglesia en este cambiante mundo moderno".
Esas fueron las palabras que el padre Federico Lombardi, vocero del renunciado Papa Benedicto XVI, utilizó para explicar la salida del pontífice alemán en febrero de 2013. La primera dimisión en cerca de 600 años llegó como "la corona" de los tiempos difíciles que atravesaba la Iglesia Católica y, pese a que no se explicitaron los motivos que detonaron dicha decisión, escándalos asociados al denominado “Vatileaks” son comúnmente sindicados como su impulso principal.
El 19 de marzo del mismo año, ascendía al Trono de Pedro el argentino Jorge Mario Bergoglio, transformándose así en el primer Papa latinoamericano. Fue él quien solicitó ser llamado Francisco, en honor al santo de Asís, marcando desde un comienzo su predilección por la austeridad y sencillez. Aspecto que se haría aún más patente con su elección de vivir en la Casa de Santa Marta, por ejemplo, junto a otros funcionarios del Vaticano, en vez de ocupar el Palacio Apostólico Vaticano, reservado para pontífices.
"Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres", sostuvo en su primera interacción con los medios.

Dueño de un estilo más informal que lo habitual, pero no por ello menos decidido, al poco andar de su gestión, el Papa Francisco mostró diferencias en su forma de entregar sus mensajes, agregando para esto el uso herramientas masivas y cotidianas, como Twitter. “Condeno con especial firmeza el uso de armas químicas”, escribió en septiembre de 2013, respecto del conflicto desarrollado en Siria.
“Francisco nos ha invitado a ser Iglesia misionera, 'en salida', es decir, que sale de sí misma, que deja sus templos para ir al encuentro de las personas, especialmente de los alejados y de quienes sufren”, señala a AhoraNoticias.cl Jaime Coiro, secretario general de la Conferencia Episcopal de Chile.
OPOSICIÓN EN LA CURIA
Este perfil cercano y acogedor ha despertado desde el comienzo gran aceptación y fervor tanto entre los fieles como quienes no profesan la religión. Sin embargo, esto no se replica la interior de la Curia Romana, que es el conjunto de instituciones que funcionan al interior del Vaticano, en donde Francisco tendría una creciente oposición, explicada principalmente por los cambios que ha introducido y los que pretende ejecutar.

Estos sectores disidentes de la Curia, incluso, han bloqueado decisiones papales como la creación de un tribunal que recogiera las denuncias de abusos sexuales contra sacerdotes.
Para el analista político Guillermo Holzmann, la gestión del Sumo Pontífice ha estado determinada por el “énfasis en destrabar las áreas complejas del Vaticano, en términos de red de influencias, también en temas corporativos y los de defensa a los actos que cometen los miembros de la Curia Romana”.
A juicio del especialista, el Santo Padre está además, modificando las responsabilidades de las autoridades dentro de la iglesia, la manera en que se enseña la doctrina católica y la forma en que esta se debe proyectar en el siglo XXI.

“Francisco se encuentra realizando cambios al interior de la Curia, ha ido modificando a los cardenales, los periodos por edad que cumplen, además de cambiar sus cuerpos de asesores y, particularmente, está preparando a la iglesia católica para una nueva era. Está modificando la visión conservadora de muchos de quienes estaban en la curia romana, rompiendo su conservadurismo extremo”, argumenta el analista a AhoraNoticias.cl.
Dichas modificaciones constituyen el principal desafío a futuro para el Sumo Pontífice, toda vez que se trata de una estructura que por años se mantuvo inmutable. Lo anterior contrasta con la creciente adhesión que registra en torno a su persona y, aunque en menor medida, respecto de la iglesia como institución.
De hecho, en Roma, los recuerdos con la imagen del Papa son los preferidos por los turistas.
Lo anterior es respaldado por el portavoz de la Conferencia Espiscopal, quien destaca la “humildad y alegría” que se desprenden de sus gestos y palabras. “Francisco ha sido el puente para que muchos católicos hayan regresado a su comunidad eclesial, renovando su fe con esperanza”, concluye.
