Fisicoculturista brasileño casi pierde sus brazos por abuso de anabólicos
La obsesión por tener los bíceps cada vez más grandes casi le cuesta la amputación de sus brazos al fisiculturista brasileño Romario Dos Santos Alves, el que tomó una pésima decisión y en un arrebato de locura se inyectó aceite para que crecieran de manera bestial. La serie de inyecciones que aplicaba en su cuerpo casi le cuestan bastante caro.
En declaraciones al Daily Mirror de Inglaterra, Dos Santos se refirió a su adicción. “Si la tomas una vez habrá definitivamente una segunda vez, es adictivo. Recuerdo al médico diciéndome que tendrían que amputarme ambos brazos. Quiero que otras personas vean los riesgos. Pude haber muerto, todo porque quise músculos más grandes”, reflexionó.
El hecho de haber conocido a gente con las mismas aficiones lo motivó a ir por más. “Vi algunos hombres realmente grandes en el gimnasio con enormes brazos y comencé a hacerme amigo de ellos. Me llevaron al synthol (esteroide) y me entusiasmé por los resultados. Perdí el control”.
Lo peor comenzó cuando se hizo adicto a las sustancias. "Mis músculos comenzaron a solidificarse y no podía siquiera inyectarme los brazos, estaban llenos de piedras. Decidí que lo único que podía hacer era comprar agujas de especialistas para poder inyectarme. Sé que suena estúpido, pero era lo único que podía hacer para tener mi synthol", finalizó.