Los signos de alerta de un sistema inmune debilitado

La regla de oro para mantener un sistema inmune fuerte radica en un hecho muy conocido: dieta saludable, el ejercicio físico y dormir suficiente. Sin embargo, muchas personas que viven bajo estas rutinas pueden tener unas defensas frágiles por diversos motivos.

Las señales que envía el cuerpo para alertarnos de que necesitamos revisar nuestros valores pueden ser ignoradas durante meses o hasta años, pero hay una forma de identificar las principales señales de alerta. "Debemos aprender a escuchar a nuestro cuerpo" dice el médico internista turco Tevfic Evrenkaya.

Para el especialista, hay 4 signos claramente relacionados con un sistema inmune debilitado.

¿Cuáles son?

Gripes frecuentes

Más allá de los cambios de temperatura o si nos cae lluvia, tener gripe "casi todo el tiempo" no es normal.

"Contraer resfriados frecuentes u otras infecciones virales, tener más de tres episodios de sinusitis bacteriana al año, más de cuatro infecciones del oído o dos casos de neumonía en el mismo período deberían sonar las alarmas.

El uso de antibióticos a largo plazo, dos veces al año, también puede indicar que el cuerpo puede no estar equipado para combatir los microbios a los que ha estado expuesto, advierte Evrenkaya.

Gases e inflamación intestinal

El sistema digestivo representa el 70% de todo el sistema inmune, por lo que cualquier desajuste en su normal funcionamiento puede estar reflejando problemas con las defensas.

"La hinchazón, los gases o el estreñimiento a menudo pueden ser una señal de que algo no está bien.
Las bacterias y microorganismos (flora) que viven allí protegen nuestros intestinos de las infecciones y apoyan nuestro sistema inmunológico. Las interrupciones en la flora intestinal pueden aumentar el riesgo de contraer virus, causar inflamación crónica e, incluso, provocar trastornos autoinmunes como la enfermedad de Crohn", dijo el experto.

Aftas frecuentes

Si varias veces al año la pasamos incómodos con los llamados "fuegos" o aftas dentro de la boca, toca abandonar la creencia de que es algo de poca importancia.

Si además de aftas, nos salen herpes labiales cuando vivimos momentos de estrés o somos muy propensos a la aparición de abscesos, lo más recomendable es acudir a un inmunólogo, quien ordenará pruebas específicas para conocer qué tan fuerte está nuestro sistema inmune.

Si bien las aftas se pueden producir por alergias, falta de ácido fólico y Vitamina B12, también pueden ser manifestaciones de enfermedades como la Celiaquía, un trastorno intestinal grave causado por la sensibilidad al gluten. Según la Clínica Mayo, las enfermedades intestinales inflamatorias, como la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa provocan aftas.

Otra causa es un sistema inmunitario defectuoso, que ataca las células sanas de la boca en lugar de los patógenos, como los virus y las bacteria, sin ignorar que se trata de primeros signos de sospecha para presencia de VIH/sida, que inhibe el sistema inmunitario.

Cansancio y dolores

"Nuestro cuerpo ahorra energía para apoyar el sistema inmunitario, por lo que puede combatir los microbios" dijo el galeno.

Nunca debemos subestimar si, a pesar de dormir lo suficiente, la sensación de agotamiento no se disipa, además, todo puede empeorar si se presentan dolores articulares, náuseas y poco apetito. Otras posibles causas del cansancio pueden ser la anemia, la apnea del sueño, una tiroides poco activa, lo que significa que se tiene muy poca hormona tiroidea (tiroxina) en el cuerpo.

Asociado con esto último, puede haber aumento de peso, dolores musculares y piel seca, sobretodo esta patología se manifiesta en mujeres. Sentirse cansado sin un motivo justificado también se asocia a la diabetes, la ansiedad y la depresión.

En conjunto, pasar un año con este cuarteto de extraños síntomas no debería ser un asunto para la anécdota, es momento de aclarar todas las dudas con un médico, quien se encargará de encontrar las posibles causas de este desajuste y ofrecer el tratamiento específico para vivir en salud y sin preocupaciones.

Este artículo es preparado con base en referencias de publicaciones especializadas en el área; sin embargo, la recomendación siempre es que usted realice las consultas respectivas a sus especialistas de salud.