Columna de Mauricio Morales: "El Parisi de la gente"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago. 

No es novedad alguna que Franco Parisi se esté aproximando a los dos dígitos en las distintas encuestas de circulación nacional. En la última CADEM aparece con 8 puntos, a solo 6 de Matthei, pero empatado con Kaiser.

Su imagen de triunfo -que corresponde a la pregunta de quién “cree” el encuestado que será el próximo Presidente- es de 9%, casi duplicando su registro de la semana anterior. Adicionalmente, la CADEM muestra que los dos candidatos que lideran la carrera presidencial no son imbatibles.

Si bien en la pregunta de intención de voto para la primera vuelta sus apoyos no son estadísticamente diferentes respecto a la medición del 11 de julio, parece existir cierto deterioro en su imagen de triunfo. Tanto Jara como Kast retroceden en cuatro puntos. Como he explicado en otras columnas, la imagen de triunfo no es sinónimo de intención de voto, sino que, más bien, recoge la percepción general de los votantes respecto al candidato que tiene más chances de cruzarse la banda presidencial. Dichas percepciones se construyen en función de lo que ese votante observa en su entorno, y de los mensajes que recibe desde los medios de comunicación o de las redes sociales. Dado que la campaña aún no arranca oficialmente, esta pregunta podría medir de mejor manera el ambiente electoral del país. Por eso mismo, el hecho de que Parisi haya remontado significativamente en esta dimensión es un asunto para considerar

¿Cuál es la novedad de Parisi en estas elecciones en comparación con las de 2013 y 2021? Primero, Parisi ya es un líder reconocido por la opinión pública. Eso le permite esquivar el trabajo de instalación de “marca” y dedicarse exclusivamente a realizar propuestas sobre los temas que más urgen a los chilenos. Segundo, Parisi ya aprendió que la política es una actividad dura. Basta ver lo que sucedió con su propio partido, el PDG, que luego de conseguir seis escaños para la Cámara en las elecciones de 2021, hoy se encuentra vacío. Tercero, Parisi ya sabe y reconoce los lugares en que su campaña debe intensificarse. En las elecciones de 2013 y 2021 su fuerza estuvo en el norte, sacando en torno a los 40 puntos en comunas como Antofagasta, Calama, o Tocopilla. Su gran déficit fue la Región Metropolitana, especialmente en las comunas más ricas. Basta señalar que en el distrito 11, el de mayores ingresos del país, Parisi apenas obtuvo el 2.65% en 2021, marcando una tremenda distancia con su promedio nacional, que fue de 12.81%.

Como anécdota, en Vitacura la votación de Parisi fue de 0.42% correspondientes a 255 votos. Cuarto, Parisi también entiende que hoy tiene más competencia. Desde la derecha, el discurso de la mano dura se lo llevó Kast, mientras que en economía, los equipos de Matthei no le harán muy fáciles las cosas. En consecuencia, deberá trabajar duro para mostrar que su candidatura no es más de lo mismo. Quinto, Parisi entra a una elección particularmente ideologizada, y que hoy lideran el PC y Republicanos. ¿Tiene sentido autodefinirse como un líder de “centro”? No, pues Parisi construye mensajes precisamente para los electores que están decepcionados de la política y para quienes el eje izquierda-derecha no tiene la relevancia que muchas veces se le atribuye. Sexto, en un escenario de crisis de seguridad y con incertidumbre económica, es importante que Parisi muestre equipos. Las campañas personalizadas rinden cuando un candidato es novedoso, cubriendo casi por sí solo los distintos temas de la agenda nacional. En esta oportunidad, Parisi debiese jugar más colectivamente, lo que implica construir grupos de expertos que entreguen certidumbre a los votantes. Séptimo, Parisi debe redoblar esfuerzos para formar y consolidar un partido político. La experiencia reciente del PDG ha sido desastrosa, asunto reconocido por el mismo candidato presidencial.

En consecuencia, si Parisi quiere ser el candidato de la gente, su figura, por sí misma, no alcanza. Es hora de que presente a sus eventuales ministros de Hacienda y de Seguridad Pública. De lo contrario, sufrirá muchísimo en los debates. Un candidato que no es capaz de garantizar gobernabilidad y que se limita solo a imputar a la elite política y económica todos los males que aquejan a Chile, puede capturar parte de la rabia y de la ira de los votantes, pero eso da para llegar tercero o cuarto, no para ganar.

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