Columna de Mauricio Morales: "Kast, el animal"
- Por Mauricio Morales
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
Los animales políticos tienen varias características en común. Suelen atacar cuando corresponde y no a tontas y a locas, pues saben que eso los desgasta. Generalmente, estudian a la presa, identificando sus debilidades con el fin de dar el zarpazo final en el momento oportuno.
Cuando logran el objetivo, no salen a gritar el gol en la cara del rival, sino que todo lo contrario. Prefieren contener el llanto del caído, abriendo los brazos para acogerlo en una nueva casa, la que, por cierto, se organiza bajo sus reglas y condiciones.
No son ingenuos. Saben que para ganar, hay que sumar, pero que para liderar, hay que someter. Son amados y temidos al mismo tiempo, dos atributos distintivos de un liderazgo que, hace siglos, fue descrito magistralmente por Maquiavelo.

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Tras quiebre matrimonial: Los seguidores de Vale Roth notaron este "gesto" de su madre hacia Miguel de la FuenteKast refleja todas estas características. Por algo marca 27% en la pregunta cerrada de intención de voto en la reciente CADEM, en empate estadístico con Jeannette Jara (29%) y casi duplicando a Evelyn Matthei (14%), a lo que se añade una imagen de triunfo del 35% en la pregunta de quién “cree” que será el próximo Presidente de Chile, superando a Jara (30%).
En esta columna desarrollo tres ideas sobre su liderazgo. En primer lugar, su historia política reciente. Kast inició su carrera presidencial en 2017 sabiendo que perdería con Piñera. No le fue mal, pues logró más de 520 mil votos con casi el 8%.
En la segunda vuelta, sus apoyos se fueron de manera natural hacia Piñera, sin desatar ninguna clase de conflicto ni negociar públicamente los votos. Luego de eso, se recluyó, pero no para descansar, sino que para imaginar lo que sería su nuevo partido. En 2021 fue nuevamente a la presidencial, esta vez con mejor suerte. Avanzó a la segunda vuelta luego de pulverizar a la derecha tradicional que, digámoslo con claridad, se moría de ganas por apoyarlo.



Perdió feo con Boric, pero acumuló más de 3 millones 650 mil votos. Podríamos decir que fue un resultado digno que, además, le sirvió de base para diseñar la estrategia hegemónica de su sector político. El primer aviso fue la elección de consejeros constitucionales de 2023 en que su partido alcanzó el 35% de los votos, algo que no se veía desde el triunfo de la Democracia Cristiana en las elecciones legislativas de 1965.
Puso a Chile Vamos de rodillas, pero se pasó de rosca, apoyando un texto constitucional que, afortunadamente, fue apabullado en las urnas. Luego, obtuvo un resultado amargo en las elecciones locales de 2024, alcanzando solo 8 alcaldías, aunque constituyendo la segunda fuerza electoral en concejales y la primera en consejeros regionales. En paralelo, sumó varios legisladores que, habiendo sido electos por Chile Vamos en 2021, cruzaron la frontera y ficharon por Republicanos.
La segunda característica de Kast es saber esperar y ser paciente. No se intimidó por el alza de Kaiser en las encuestas, pues intuía que era algo pasajero. Más de algún asesor le habrá dicho que lo adecuado era irse sobre Kaiser para apagarlo de manera rápida y efectiva. Pero no. Kast solo se sentó a observar y, derechamente, lo ignoró. El tiempo le dio la razón, pues Kaiser solo ha sabido de retrocesos en su intención de voto, y como Kast es hábil, en lugar de aprovechar esa debilidad, lo invitó a formar parte del pacto para la elección de congresistas.
LO ÚLTIMOLa tercera característica de Kast es el correcto estudio de sus rivales. No es un misterio que Kast crece a costa de Chile Vamos y de Matthei, quien tardíamente intentó enfrentarlo y sacarlo al pizarrón. ¿Qué respondió Kast? Con esa calma que desespera a cualquiera, dijo que el rival estaba al frente y no al lado. Por tanto, no perdería su tiempo en pelearse con Chile Vamos y, más importante que eso, los invitaba a formar gobierno.
¿Qué tal? Es decir, primero invitó a Kaiser al pacto para las legislativas, y ahora invita a Chile Vamos a armar una nueva coalición liderada, por cierto, por Republicanos. Dicho de otra manera, Kast pasó de ser un ogro, un gruñón que denunciaba la cobardía de la derecha para defender sus principios, a un guía espiritual que busca la unidad del sector para encabezar el ejecutivo en 2026.
Las condiciones están dadas para que Kast sea el próximo Presidente de Chile, pero faltan cuatro largos meses. Un error importante bastaría para derrumbar todo lo construido. Ahora Kast deberá doblegar esfuerzos para dar la estocada final a la candidatura de Matthei, que consiste en atraer a sus filas a los actuales legisladores de Chile Vamos y sus eventuales candidatos al Congreso.
¿Qué preferirán esos legisladores y candidatos?, ¿sacarse la foto de campaña con Kast o con Matthei? Con los datos de hoy, la respuesta es obvia.
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