Columna de Mauricio Morales: "Es ahora, Evelyn"
- Por Mauricio Morales
Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.
Costó, pero entendió. Para ganar, Evelyn Matthei debe salir a disputar el voto con el candidato que le es más próximo ideológicamente y que va primero en la carrera presidencial: José Antonio Kast. Era una cuestión obvia, pero que en su comando no generaba el suficiente consenso: Algunos decían que lo correcto era salir a enfrentar a Kast, y otros que, en realidad, era mejor ir por los votantes de centro.
Sin embargo, ambas posturas son parte de una sola estrategia, pues para conquistar a los electores moderados es necesario distanciarse de los polos, y uno de ellos, el más fuerte, es el candidato del partido Republicano. Matthei sabe que dentro de su comando hay quienes temen y aman a José Antonio Kast, y que prefieren no encararlo ni, mucho menos, contradecirlo. El arrojo de Matthei, no obstante, ha sido más fuerte.
Primero, al denunciar las cuentas que difunden noticias falsas sobre su candidatura. Segundo, al sacar al pizarrón a Kast para que explique la forma en que financiará las pensiones actuales sin el préstamo de los cotizantes al estado. Tercero, al insistir que cuenta con equipos serios para generar crecimiento y empleo. Cuarto, al mostrarse como una carta más segura para garantizar la paz social. Han sido, entonces, cuatro asuntos que Matthei ha incorporado en la agenda de discusión pública, combinando debates técnicos y políticos que, poco a poco, van encontrando el tono que se necesita para una campaña presidencial.
Pero todavía falta. Una tarea central del comando de Matthei es evitar nuevas fugas. Es cierto que muchos de quienes cruzaron la frontera hacia la candidatura de Kast, nunca estuvieron formalmente en la campaña de la candidata de Chile Vamos. Sin embargo, generan ruido y expanden la sensación de que el candidato imbatible es otro y no Matthei.
Lo que no puede pasar, entonces, es que algún candidato a diputado o senador del pacto se vaya a hacer campaña por Kast. Es difícil sostener una candidatura presidencial si semana a semana se conocen nuevas fugas o traslados, lo que, en la práctica, se transforma en una especie de tortura china, obligando a Matthei a una campaña defensiva destinada a dar explicaciones por los que se fueron y no por los que llegan.
En esta dimensión, los nuevos jefes del comando tienen una doble función. Primero, retener a los que ya están. Segundo, ampliar las bases de apoyo. Es cierto que Amarillos y Demócratas están con Matthei, y que lo mismo sucede con el “Piñerismo”, pero, convengamos, a este comando le falta el componente popular.
Ir a la siguiente notaHasta ahora, ningún presidente de Chile ha sido electo sin el respaldo de los pobres. El desafío para Matthei es salir a disputar ese voto con Kast quien, hasta ahora, cuenta con un contundente apoyo de este grupo. Si bien la propuesta de generar un millón de empleos resulta atractiva, falta un diseño político y ciudadano sobre seguridad.
Lo más increíble es que Matthei tiene liderazgos que se han mostrado particularmente eficientes en esta materia, como, por ejemplo, los alcaldes Mario Desbordes en Santiago y Agustín Iglesias en Independencia. Sorprendentemente, el comando de la candidata no le ha sacado brillo a la gestión de estas importantes figuras locales que, dicho sea de paso, representan a los sectores medios y populares de la Región Metropolitana en que Matthei es débil en términos electorales.
Otra tarea importante para Matthei es controlar a Parisi, lo que se logra, aunque suene obvio, aumentando la distancia en las encuestas. Según Panel Ciudadano-UDD, dicha distancia se duplicó en tan solo una semana, pasando de 4 a 8 puntos, mientras que en CADEM la diferencia creció de 3 a 5 puntos. Esto le da aire a la candidatura, pues le permite pensar más en el segundo que en el cuarto lugar.
Al mismo tiempo, es clave reducir la diferencia con Kast, cosa que se está logrando. Según Panel Ciudadano-UDD, la brecha se redujo de 14 a 9 puntos en solo siete días, mientras CADEM registra una diferencia que varió de 14 a 10 puntos. Evidentemente, son cifras positivas, pero que aún están lejos de ser definitorias.
Matthei debe insistir en la distancia que existe entre su programa y las propuestas de los extremos. Para eso, y tal como lo ha hecho esta semana, es necesario profundizar en las divergencias personales, programáticas y de equipos que tiene con Kast.
Probablemente, el alza de Matthei no esté directamente relacionada con un descenso de Kast, cuya base de apoyo parece estar más consolidada, pero las diferencias que marque con el líder republicano harán que votantes de otras candidaturas se sumen a su proyecto. Entonces, y vuelvo a repetirlo, no existe contradicción alguna entre distinguirse de Kast y avanzar hacia votantes de centro. De hecho, ambas tácticas son parte de una estrategia común.
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