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El silencioso robo de fentanilo en el sistema de salud en Chile

Las primeras señales se levantaron cuando tras 30 minutos en el baño, se vio por los pasillos de la ex Posta Central a un enfermero (27) bajo efectos del fentanilo. El profesional de la salud habría extraído con una jeringa una dosis del fármaco opioide, que en medicina es usado como analgésico y anestésico, pero que en las calles se ha popularizado como una potente droga recreativa.

Con sólo 13 centímetros cúbicos el enfermero se habría drogado en uno de los baños del hospital, para luego ser descubierto por sus compañeros y denunciado por la jefa de turno. El fentanilo es un opioide sintético “100 veces más potente que la morfina y 50 veces más potente que la heroína”, según la Administración para el Control de Drogas (DEA) de EE.UU. Debido a esto, el hecho fue rápidamente detectado.

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Sin embargo, al menos desde el año 2019, se han sustraído cientos de ampollas de fentanilo en recintos hospitalarios a lo largo de Chile, sin ser detectados a tiempo. El equipo de Mega Investiga solicitó a todos los Servicios de Salud la cantidad de medicamentos y dosis de fentanilo que se han extraviado o sustraído. Pese a recibir respuesta de 10 de los 29 servicios a nivel nacional, los datos muestran que el robo de fentanilo y otros fármacos opioides es más común de lo que parece.

146 ampollas perdidas

Sumando las respuestas entregadas por los Servicios de Salud de Coquimbo, Maule, Aconcagua, Valdivia y Araucanía Sur, además de los datos facilitados por el Instituto Nacional del Cáncer y el Instituto de Salud Pública (ISP), solo en estos recintos mencionados se han extraviado 146 ampollas de fentanilo.

Por ejemplo, entre febrero y marzo de 2023, en el Hospital de Illapel en la región de Coquimbo, se extraviaron 12 ampollas de este opioide. Según la información de transparencia, las dosis “desaparecieron” desde pabellones, el servicio quirúrgico de adultos, camas medias y urgencias: todas unidades donde se utiliza frecuentemente el fármaco.

En cuatro días distintos las ampollas se fueron extraviando de a poco. El primer robo ocurrió el 28 de febrero, cuando un desconocido tomó dos unidades de fentanilo desde un pabellón quirúrgico. Casi un mes después, el 21 de marzo, otras dos ampollas se “desvanecieron” desde el servicio de urgencias del hospital.

Sólo a dos días del segundo robo, el 23 de marzo, nuevamente fueron sustraídas dos ampollas más desde el servicio quirúrgico de adultos. El último atraco informado ocurrió el 28 de marzo, cuando se perdió el rastro de seis dosis en un solo día. Por estos hechos, el hospital abrió dos sumarios administrativos y dos investigaciones para dar con los responsables.

De una forma similar, este año se sustrajeron otras 12 ampollas de fentanilo desde el Hospital de Constitución en la región del Maule: tres de urgencias, tres del servicio de hombres y seis del servicio de mujeres. Por estos hechos existen tres sumarios distintos.

El sector privado también sufre robos

Entre los casos de los que guarda registro el Instituto de Salud Pública, uno de los robos más grandes ocurrió en una clínica privada de la capital. En este centro asistencial se extraviaron 84 ampollas de fentanilo entre 2017 y 2020.

Pese a esto, estas dosis no fueron los únicos medicamentos desaparecidos desde los botiquines de la clínica. Según guarda registro el ISP, en ese periodo de tiempo también se perdió el rastro de 99 ampollas de morfina y 8 ampollas de ketamina.

Dentro de la respuesta del instituto, se menciona que “todos los robos son reportados con una denuncia o querella, sin embargo, el Instituto de Salud Pública (ISP) no es parte de la investigación policial, por lo tanto, no cuenta con información sobre las acciones de la Fiscalía”.

En esta materia, el diputado Andrés Celis, miembro de la Comisión de Salud, firmó el proyecto de ley para regular y sancionar la distribución no autorizada del fentanilo. “Hospitales, clínicas, centros médicos de salud, tienen que tener un área especial de custodia, donde conserven, cuiden y garanticen que el fentanilo no sufra ningún tipo de sustracción (...) para que así baje de manera importante cualquier intento de sustracción o intento de robo de fentanilo, o cualquier otra droga que pueda producir un efecto similar a este”, declaró.

Morfina, ketamina y clonazepam

Además del fentanilo, existen otros medicamentos que son ampliamente cotizados entre las personas para fines no médicos. Por ejemplo, en septiembre de 2023, se registró el robo de 1.032 unidades de Clonazepam desde la farmacia del Hospital de Pitrufquén en La Araucanía.

Más al norte, en el Hospital de Curicó en la región del Maule, se registró otro hurto de similares características este año. En esta oportunidad robaron 240 comprimidos de clonazepam y 270 de clobazam que estaban bajo el cuidado de la farmacia del recinto.

En el Hospital de Teno en la región del Maule, se extrajeron tres ampollas de morfina, 4 ampollas de ketamina y 2 ampollas de midazolam desde la urgencia del centro de salud público en 2020.

"Profesionales" del tráfico

Pese a que es complejo atrapar a quienes hurtan medicamentos, la justicia ya ha logrado condenar a profesionales que traficaban productos que robaban desde centros de salud. Este es el caso de la técnico en enfermería (TENS) Úrsula Barra, quien comercializaba ampollas de fentanilo mediante grupos de WhatsApp a $40.000. En su causa se menciona que al reunirse con los compradores les aseguraba que las “obtenía del Hospital Barros Luco, lugar donde trabaja”.

Por estos hechos, en julio de 2021, se condenó a Barra a 61 días de presidio menor en su grado mínimo, pena que fue reducida tras admitir su responsabilidad en los hechos.

Asimismo la TENS Carolina Pino –quien entonces trabajaba en el Hospital Exequiel González–, fue condenada por el delito de Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas. En 2021, la mujer fue sorprendida vendiendo una jeringa con fentanilo y un frasco de tramadol por $35.000.

Al allanar su domicilio, funcionarios policiales encontraron un cóctel de diversos estupefacientes y medicamentos: fentanilo, ketamina, éxtasis, LSD, tramadol y marihuana, entre otros.

Debido a su irreprochable conducta anterior, se le dio una pena de 541 días de presidio menor a Pinto, que terminó rebajándose a libertad vigilada intensiva.