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Expareja de pololos llegaron hasta la justicia por tuición de sus perros: Se estableció un régimen de visitas

¿Qué pasó? 

El 8° Juzgado Civil de Santiago acogió una demanda para establecer la tenencia compartida de dos mascotas pertenecientes a una expareja de pololos. 

La acción legal se interpuso luego que ambos involucrados decidieran poner término a su relación de 5 años, generándose posteriormente una serie de complicaciones respecto al cuidado de sus dos perros, Igor y Bambú. 

La historia de Igor y Bambú

Según el diario LUN, el demandante Nicolás Baeza, piloto comercial, compró en 2015 un perro de raza shih tzu, siendo bautizado como Igor e inscrito más tarde por su pareja en el Registro Social de Mascotas de Vitacura, quedando ella en la base de datos como la única dueña.

Luego, Igor participó de una fertilización asistida con una hembra, y una de las crías fue adoptada para que acompañara a su padre, bautizándolo como Bambú. Pese a que el procedimiento también fue costeado por Baeza, su pareja figura como la única dueña del can.

Tras cinco años, la relación de ambos llegó a su fin, iniciándose una serie de complicaciones en la tuición de las mascotas. En un comienzo, decidieron que cada uno se quedara con uno de los animales, lo que, según el demandante, generó un malestar anímico en Igor, al punto de padecer "gritos, llantos y angustia en general". 

Posteriormente, acordaron que ambos perros se quedaran con la expareja, estableciendo un régimen de visitas en el que Nicolás podría llevárselos a su casa un fin de semana. Así fue durante dos años, hasta que ella lo contactó para decirle que ya no quería continuar con el acuerdo. 

En la demanda se asegura que Baeza le envió varios correos para encontrar una solución, argumentando que la ausencia de sus mascotas le estaban "haciendo demasiado daño y ha llegado al punto de interferir con mi vida laboral y personal", sin embargo, ella no respondió.

"Parte de mi familia"

Según la jueza titular Sylvia Papa, ambos amos deben participar en la tuición: "Correspondiendo la propiedad de Igor y Bambú en comunidad al actor y a la demandada, resulta de toda justicia que ambos puedan mantenerlos bajo su protección y cuidado compartido, por igual", ordenando que los canes pasen tres con meses con él, los siguientes con ella, y así sucesivamente. 

"La verdad es que no puedo verlos como hijos, pero son parte de mi familia. No son solamente las mascotas de la casa", aseguró Nicolás Baeza al citado medio, añadiendo que ambos son "una compañía incondicional". 

"Inicialmente, tuve a Igor y con él formé un lazo muy cercano y muy fuerte, emocionalmente hablando. Era de los perros que me seguía hasta la puerta cuando yo me iba a trabajar y se quedaba esperándome ahí", mientras que Bambú "es un revoltoso", que le gusta "jugar, morder y romper cosas". 

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