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Apuntan al primer sospechoso por la muerte de joven encontrado en la casa de Cerati: "Está claro que fue asesinado"

¿Qué pasó?

En las últimas horas, surgió el nombre del primer sospechoso del asesinato de Diego Fernández Lima, adolescente de 16 años que desapareció en julio de 1984 y cuyos restos fueron encontrados en un sitio contiguo a donde vivió Gustavo Cerati varios años después del crimen.

El hallazgo del cuerpo se dio en mayo pasado en el barrio Coghlan de Buenos Aires, Argentina, y rápidamente hizo noticia porque el cantante argentino vivió en la propiedad entre 2002 y 2003. Recientemente se logró identificar quién era el fallecido y ya surgen luces de su presunto homicida.

¿Quién es el primer sospechoso del crimen?

Un testigo clave del caso señaló como principal sospechoso a Cristián Graf, un excompañero de escuela de la víctima, hoy de 56 años. Según se supo, la familia de Graf aún vive en la propiedad donde fueron hallados los huesos.

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Según información de La Nación, el testigo clave del caso es otro antiguo compañero de Diego, que vive en Europa y que se comunicó con la Fiscalía tras enterarse de la noticia en el chat de egresados de WhatsApp.

"Está claro que Fernández Lima fue asesinado. No sabemos si solo hubo un asesino. La intención es reconstruir lo que pasó hace 41 años, a partir de que ahora sabemos que en la casa donde fue enterrado el cuerpo vivió y aún viven integrantes de la familia Graf", dijeron al citado medio fuentes judiciales.

El fiscal del caso interrogó este jueves al sospechoso y al testigo, aunque se teme que la causa prescriba por el tiempo que ha transcurrido.

"Mi papá murió buscándolo"

En conversación con La Nación, el hermano de la víctima, Javier, comentó que "estamos tratando de cruzar información para saber por qué Diego estaba en esa casa. Hoy me dijeron desde la fiscalía que teóricamente ahí vivía la familia Graf de toda la vida. No lo sabíamos hasta ayer". Sin embargo, reveló que por ahora no han tenido comunicación con aquella familia.

Javier sinceró que "fueron 41 años de mucho dolor, angustia y tristeza. Se fue a las dos de la tarde comiendo una mandarina. Le dijo a mi vieja: ‘Voy a la casa de un amigo y después al colegio’. Él estudiaba en un industrial, a 3 cuadras, y nunca más apareció hasta ahora".

En aquella época la familia pensó que el crimen había sido obra de supuestas sectas que traficaban órganos. "Mi viejo insistía que lo habían secuestrado por eso. Él tenía esa idea. Yo era muy chico, tenía 10 años. Después creciendo fui enterándome de a poco todo. Mi papá murió buscándolo. Tuvo un accidente buscándolo en bicicleta", contó.

"En algún momento vamos a poder tener los restos de Diego, pobrecito, para poder despedirlo como se merece. Necesito justicia por él", concluyó.

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