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Desarrollan implantes para recuperar el olfato perdido por el coronavirus: ¿Cómo funcionan?

Hace cinco años, el coronavirus llegó a mundo entero y las personas afectadas con los primeros síntomas se fijaron en una particularidad: no tenían olfato, el cual solían recuperar con el paso de los días, aunque no dejaba de ser algo preocupante.

Ya finalizada la pandemia, científicos de Harvard se encuentran desarrollando unos implantes dirigidos a quienes tienen el olfato perdido a raíz del Covid-19.

El desarrollo de implantes

Según informó The Harvard Gazette, esta innovación tiene como objetivo transformar la vida de las personas que padecen anosmia, conocida como disfunción olfativa. Actualmente, el proyecto es encabezado por Eric Holbrook, director de la División de Rinología de Mass Eye and Ear y profesor asociado de otorrinolaringología en la Facultad de Medicina de Harvard.

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El experto, junto a otros colegas, tomó como fuente de inspiración los implantes cocleares para la audición. Este es un dispositivo electrónico que se implanta de manera quirúrgica y que ayuda a los pacientes con sordera severa, por ejemplo.

Los primeros estudios y pruebas se efectuaron en 2019, cuando el científico implantó electrodos cerebrales en cinco pacientes. En ese momento, tres de ellos pudieron percibir olores, lo que demostró que los implantes podían restaurar la función sensorial que se había perdido.

"Los nervios transmiten señales al bulbo olfatorio"

El artículo explica lo siguiente: "En un sistema olfativo intacto, las moléculas de olor se unen a los quimiorreceptores del epitelio olfatorio (capas de tejido fino recubierto de mucosidad dentro de la nariz). Allí, los nervios transmiten señales al bulbo olfatorio, que mapea eficazmente los olores mediante la asociación de quimiorreceptores específicos con estructuras esféricas específicas llamadas glomérulos. Cada olor estimula múltiples tipos de receptores, activando varias partes del bulbo a la vez".

"El plan actual consiste en colocar un conjunto de electrodos cerca del bulbo olfatorio, evitando las neuronas nasales dañadas para estimular directamente el cerebro", expone.

Además, el texto indica que esto es "similar a un implante coclear, un receptor externo, posiblemente oculto en unas gafas o un casco, se conectaría a un electrodo interno mediante acoplamiento magnético".

A partir de ahora, los desafíos están puestos en la seguridad, considerando que el bulbo olfatorio se encuentra dentro del cráneo. En este sentido, Holbrook agregó que "el camino hacia implantes confiables no será rápido ni fácil", pero se mantiene optimista.

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