¿Te suenan las rodillas? Es probable que te falten estas vitaminas y minerales
- Por Vicente Guzmán
Muchas veces al caminar, cambiar de postura o hacer algún movimiento brusco, las articulaciones de la rodilla suenan, incluso en personas jóvenes. Esto no implica necesariamente algún problema de salud que sea alarmante; muchas veces es normal.
De hecho, estos crujidos tienen relación con el líquido sinovial, que forma una especie de pequeña bolsa o burbuja que al reventarse suena. Esto es totalmente normal, sin embargo, si viene acompañado de dolor o inflamación, significa que a tu cuerpo le hacen falta vitaminas y minerales.
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El famoso nutricionista Luis Zamora reveló en el programa Atrévete de Cadena Dial que con el pasar de la edad es habitual sentir problemas de rodilla a causa del desgaste en el cartílago. Esto puede evolucionar incluso en artrosis, lo que se puede evitar consumiendo ciertas vitaminas y minerales.
"Con el paso de los años las articulaciones crujen, es normal, pero puede suceder también que no estemos tomando la cantidad suficiente de calcio y vitamina D", afirmó el experto.
Además, explicó que los alimentos que se consumen deben ser frescos, de temporada, sin azúcares añadidos ni ultraprocesados, además de ricos en vitaminas y minerales para ayudar a nuestro organismo a conseguir la energía necesaria.
La importancia del calcio
Aunque suele asociarse con la infancia, el calcio es igual de importante en la adultez y la vejez. Nuestro cuerpo no produce calcio de forma natural, por lo que debe obtenerse a través de la dieta.
"Si vemos que suenan demasiados chasquidos al levantarnos, es una buena excusa para incrementar el consumo de lácteos, pescados azules (atún, salmón, sardina) o verduras como el kale, que aportan gran cantidad de calcio", explicó Zamora.
Cuidado con la vitamina D
Una buena parte de la población en Chile y en varios otros países sufren de déficit de vitamina D, la que es clave para la buena salud de las articulaciones y evitar el envejecimiento.
Para que nuestros huesos absorban la cantidad necesaria hay que exponerse a la luz del sol unos minutos al día sin protección solar, por lo que se debe hacer en horarios de baja radiación UV. Apenas diez minutos diarios en manos y piernas es suficiente.
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