Fructosa: Cómo esta dulce tentación afecta la salud

Los dulces han gozado de mucha popularidad sin importar su origen, pero dentro del organismo, los edulcorantes son un serio enemigo a la salud.

La fructosa, por ejemplo, tiene más ventajas que el azúcar refinado en el arte del engaño porque se encuentra en las frutas, en algunos vegetales y en la miel.

Sin embargo, esta sustancia es más potente que la glucosa en su capacidad para elevar la grasa del hígado.

Muchas personas pueden ser intolerantes a la fructosa y no lo saben, de allí que cuando se trata de consumir frutas, también hay que variar, saber elegir y evitar los excesos.

Por ejemplo, las frutas más ricas en fructosa son las manzanas, las peras, los dátiles, las cerezas y las uvas, sin olvidar los plátanos, que además contienen glucosa y fructosa, lo que nos da una pista.

Una consulta con un nutricionista le puede regalar años de buena salud, pues se trata de aprender a comer y conocer qué nos hace daño y qué no tanto.

La fructosa forma parte de la industria alimenticia y se añade a innumerables productos procesados como el jarabe de maíz, los caramelos y las gaseosas.

En Estados Unidos, el organismo regulador FDA (Food and Drug Administration) recomienda moderar su consumo.

En todos los casos, el exceso de azúcares puede provocar desórdenes en el cuerpo y los efectos se reflejarán de diversas formas, como aumento de peso, aumento de la panza, cansancio, fatiga, hígado graso, resistencia a la insulina y diabetes.