Estudio asegura que tratar a animales como hijos conlleva consecuencias negativas para la salud mental

A mucha gente le encantan los animales, los visten, duermen con ellos, les preparan comida especial, los llevan en sus bolsos y les celebran el cumpleaños. Es que sus ojos grandes y sus patas cortas producen una sensación de ternura en los humanos, que los hace creer muchas veces que son niños.

Los animales alivian el estrés, dan sentido de responsabilidad y evitan el sentimiento de soledad. Cuando se adoptan perros o gatos se amplían las familias, es casi imposible evitar encariñarse con ellos. Sin embargo, cuando este cariño se lleva al extremo, y el animal es humanizado al nivel de tratarlo como hijo, puede ser dañino para la estabilidad psicológica.

De acuerdo a una investigación del profesor Raúl Valdez Azúa, del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la Universidad Autónoma de México, tratar a los animales como si fueran hijos afecta a la salud mental de los humanos y los perros.

La tesis apunta a que cuando se da un trato propio de los humanos a los cachorros se “rompe con la interacción ‘hombre-perro’ que se formó hace 20 mil años".

¿Qué produce eso?

Según indicó el académico en un estudio dado a conocer por la UNAM, si se trata a los cachorros como personas se introducen en un sistema ajeno a su esencia, que lo inhabilita de procrear, ya que no reconoce a los de su especie como tales. Se vuelven dependientes y eso es perjudicial para ellos, ya que al verse solos entran en un estado de ansiedad que les puede repercutir en la salud.

Por parte del humano, el tratar a un animal como si fuera un humano hace que se tenga una percepción errada de la realidad y que se planten expectativas imposibles en los animalitos.