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Los macabros secuestros de Pablo Escobar y "Los Extraditables" que Colombia aún no olvida

  • Por Meganoticias

A principios de 1990, cuando Pablo Escobar era intensamente buscado por la policía colombiana y agentes estadounidenses, el peligroso narco no encontró mejor opción que cometer una serie de secuestros.

Tales delitos los realizaba la organización denominada "Los Extraditables", que precisamente estaban liderados por el "Patrón", aunque más tarde intentaron desligarse de los métodos violentos que sugería el narco.

Las principales víctimas de los secuestros eran reconocidos periodistas colombianos, con los que se pretendía ejercer presión para que el gobierno de turno no siguiera avanzando con el tratado de extradición con Estados Unidos.   

Los casos más recordados son los de Diana Turbay y Francisco Santos, influyentes comunicadores de la época que tuvieron un desenlace muy diferente. Mientras una murió a solo minutos de ser liberada, el otro vivió para contar su historia.

Asesinada en su liberación

Un 20 de agosto de 1990, ocurrió el secuestro de Diana Turbay, la entonces presentadora de noticias y cercana al gobierno del Presidente César Gaviria. El rapto, que incluía a su camarógrafo Richard Becerra, buscaba presionar al mandatario para no continuar con el tratado de extradición con Estados Unidos.

El secuestro se mantuvo en privado durante cerca de un mes, hasta que el medio de comunicación en donde trabajaba reveló la desaparición de la reconocida comunicadora.

Durante los cinco meses en que estuvo secuestrada, la periodista entrevistó al jefe de la banda secuestradora, Ricardo Prisco, cuya conversación fue publicada después de la muerte de Turbay.

"No podemos tocarle un pelo y la orden es (darle) lo que quiera, lo que necesite y no se le puede tratar mal. Esta es una cosa muy estricta y delicada, porque usted es una persona muy importante", le había dicho el sujeto.

Tras cinco meses de secuestro, la policía llegó hasta una hacienda de Medellín luego de haber recibido información de que Escobar se encontraba en ese lugar. El narco no estaba ahí, pero sí Diana y Richard. Al sentir los helicópteros, algunos secuestradores escaparon y las víctimas hicieron lo propio.

"Varias veces nos decían que si llegaba la policía nos mataban, pero como estábamos huyendo, podíamos estar seguros de que no nos iban a matar. Cuando los helicópteros se acercaron demasiado, ellos ya no estaban allí. Sentí unos disparos, doña Diana cayó al piso gritando: 'Me hirieron, me mataron'", relató el camarógrafo.

La periodista había recibido tres disparos en su espalda y fue llevada rápidamente a un recinto asistencial, en donde entró a quirófano. A las 16:35 horas de un 26 de enero de 1991, la mujer falleció.

"Usted debería estar muerto"

Otra de las víctimas de los impactantes secuestros del "Patrón" fue Francisco Santos, quien en 1990 se desempeñaba como jefe de redacción de un reconocido periódico colombiano.

Por aquellos tiempos, Santos escribía agresivas columnas de opinión dominicales en contra de Escobar y su narcoterrorismo, sabiendo que eso le podía costar la vida mediante un atentado o en plena calle. Su libertad la mantuvo hasta el 19 de septiembre de aquel año, cuando fue raptado de manera cinematográfica.

"Recuerdo que iba en un vehículo blindado, el conductor no era el de siempre y no estaba entrenado para manejar ese carro. Se llamaba Oromancio Ibáñez. Lo asesinaron. Él se congeló porque nos bloquearon el auto y perdimos la única ventaja", rememoró el también político.

Santos estuvo bajo las torturas psicológicas de Escobar y sus hombres durante ocho meses, periodo en que solamente estuvo acompañado por una radio. Diana Turbay ya había sido asesinada, por lo que él pensó que tendría el mismo destino.

"En 2012 fui a la cárcel a entrevistar a Jhon Jairo Velásquez, alias "Popeye" y jefe de los sicarios de Escobar. Cuando entró al lugar donde hicimos la grabación, lo primero que me dijo fue: 'Estoy viendo un fantasma, usted debería estar muerto'", recordó el periodista.

Ocho meses y un día después, el que fue posteriormente vicepresidente de Colombia fue liberado, específicamente un 21 de mayo de 1991: "Como a las nueve de la noche, me llevaron por la avenida Boyacá hasta la calle 80 (en Bogotá) y ahí me dejaron. Tomé un taxi y volví a mi casa", concluyó.

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