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No es por rebeldía: Estudio afirma que desde los 13 años los adolescentes "dejan de escuchar" la voz de su madre

  • Por Macarena Lastarria

Muchas veces la adolescencia se convierte en el principal enemigo de los padres con sus hijos, debido a que es en esa etapa donde las comunicaciones se limitan, se alejan y las relaciones tienden a volverse más misteriosas y enigmáticas.

Un reciente estudio reveló que esto no se trata de un mero capricho o un acto de rebeldía contra sus progenitores, sino que es producto de un cambio a nivel cerebral de los adolescentes. En concreto, no están registrando la voz de sus padres como lo hacían antes de llegar a esta etapa.

Mediante el uso de escáneres cerebrales de resonancia magnética funcional, los expertos de la Escuela de Medicina de Stanford consiguieron dar con la primera explicación neurobiológica para este fenómeno.

¿Por qué los adolescentes dejan de escuchar a sus padres?

La investigación sostiene que alrededor de los 13 años, los cerebros de los niños ya no encuentran las voces de sus madres especialmente gratificantes, lo que explicaría que comiencen a mostrarse distantes.

Esto se debe a que los circuitos de recompensa y los centros cerebrales que priorizan estímulos importantes se activan más por voces desconocidas que por las de sus madres. Lejos de ser algo preocupante, es un signo de maduración saludable.

"Un niño se vuelve independiente en algún momento, y eso tiene que ser precipitado por una señal biológica subyacente. Eso es lo que hemos descubierto: esta es una señal que ayuda a los adolescentes a relacionarse con el mundo y formar conexiones que les permitan ser socialmente hábiles fuera de sus familias”, detalló el autor principal del estudio, Vinod Menon.

En el caso de los niños menores de 12 años, escuchar la voz de mamá desencadena una explosión de respuestas cerebrales únicas, enviando señales a muchas áreas que no son activadas por otras voces.

Un estudio publicado en 2016 reveló que los niños pueden identificar las voces de sus mamás con una precisión extremadamente alta. El sonido especial de la madre no solo da señales a las áreas de procesamiento auditivo del cerebro, sino también a muchas áreas que no son activadas por voces desconocidas.

De alguna manera, los cerebros de los adolescentes son más receptivos “a todas las voces”, incluida la de sus madres, que los cerebros de los niños menores de 12 años, descubrieron los investigadores, un hallazgo que se alinea con su mayor interés en muchos tipos de señales sociales. 

Mientras que los niños más pequeños mostraron una mayor actividad en estos sistemas cerebrales para la voz de la madre en comparación con las voces no familiares, los adolescentes mayores mostraron el efecto opuesto con una mayor actividad para la voz no familiar en comparación con la voz de la madre.

Los hallazgos revelan un papel crítico para los sistemas cerebrales de recompensa y valoración social en los cambios pronunciados en la orientación de los adolescentes hacia objetivos sociales no familiares.

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