Investigadores revelan cómo combatir el "envejecimiento inmunológico"

Todas las defensas con las que venimos de nacimiento, y las que adquirimos con las vacunas y la alimentación se agotan a medida que pasan los años.

El sistema inmumológico pierde eficacia para combatir infecciones y en ocasiones desprende consecuencias como episodios de inflamación, lo que eleva los riesgos de casi todas las afecciones vinculadas con la vejez.

Los autores de un estudio publicado en la revista Frontiers in Immunology explican que, si bien la inflamación es parte de la respuesta de reparación normal para la curación y es esencial para mantenernos a salvo de infecciones bacterianas, virales y agentes ambientales nocivos, "no toda la inflamación es buena. Cuando la inflamación se prolonga y persiste, puede volverse dañina y destructiva".

Al llegar a este punto, la inmunidad no solo se debilita, sino que desequilibra las dos ramas que la conforman, pues nuestro sistema cuenta con inmunidad innata y con inmunidad adaptativa.

La primera es nuestra primera línea de defensa contra las infecciones, y la inmunidad "adaptativa", es responsable de recordar y atacar patógenos particulares.

El informe sobre el envejecimiento inmunitario explica que al aumentar el número de células proinflamatorias, también aumenta la cantidad de células inmunes llamadas macrófagos M1 (más proinflamatorios) y disminuye el número de macrófagos M2 (que son más inmunorreguladores).

Para los investigadores, la mejor y más extendida forma de combatir este deterioro inmunológico es con una dieta saludable y con ejercicio físico.

El objetivo es impedir que aparezcan inflamaciones persistentes o crónicas, pues son capaces de desencadenar enfermedades graves, como algunos tipos de cáncer, daños cardiovasculares, la artritis reumatoide e incluso la diabetes tipo 2.