Le ofreció comida y le dijo que podía ser su madre: Habla mujer que disuadió a abusador en Argentina
- Por Vicente Guzmán
¿Qué pasó?
Una sorprendente historia fue la que protagonizó Marisa Escobar, una mujer de 56 años que el pasado lunes por la madrugada fue víctima de un asalto e intento de violación en su hogar en Santa Fe, Argentina. La situación pudo terminar en tragedia, pero ella logró evitarlo apelando a la empatía del agresor.
"Es algo muy fuerte de olvidar"
En conversación con TN, Marisa relató que mientras dormía en su casa, un hombre de 26 años ingresó por la ventana de su habitación y se abalanzó sobre ella.
"Es muy agresivo, es una imagen que no te lo olvidas más. Es horrible ver un tipo que entra a tu ventana y que se te tira encima, es algo muy fuerte de olvidar", expresó.
El delincuente venía escapando de la policía tras haber entrado a otra casa del sector. Ahí se metió al domicilio de Marisa, se lanzó sobre ella y la intentó besar. "No grites, porque te hago boleta", la amenazó. La mujer estaba sola en casa y no había nadie que pudiera ayudarla.



Le ofreció comida y le dijo que podía ser su madre
Marisa estaba aterrorizaba, pero no podía combatirlo físicamente. Su única opción fue persuadirlo: "Supe llegar a su corazón y eso me salvó... Yo no tenía las herramientas y tampoco quería arriesgarme a pegarle con algo, salir corriendo, porque sabía que en un 50% o un 70%, iba a salir lastimada yo".
En su desesperación, la mujer le dijo que podría "ser su madre" y le ofreció comida. El delincuente quedó desconcertado y se alejó de la víctima.
LO ÚLTIMOTras ello, "yo lo convencí de bajar, porque le digo, 'va a venir una amiga mía, tiene llave y va a entrar la policía. ¿Por qué no aprovechamos de salir ahora que está oscuro, como si fueses mi hijo? Total, ellos no saben que estás acá'", recordó Marisa.
El sujeto aceptó a medias, pues salió de la casa con la mujer, aunque la mantuvo como rehén por dos cuadras mientras la policía los seguía. Finalmente, no tuvo otra opción que entregarse.
"Una eternidad"
Todo el episodio duró cerca de media hora, "para mí, fue una eternidad, porque él intentó besarme, me amenazó con matarme, y ese corderito que pedía comida hacía cinco minutos, intentó violarme", confesó.
"Mi cabeza iba a mil tratando de que él se distraiga con cosas que no sea la violación o matarme. Entonces, constantemente buscaba herramientas como las que he aprendido a lo largo de mi vida, con personas con conflictos, a poder mantener su atención y su calma, y llegar al lado humano que creo que todos tenemos", añadió.
Marisa es docente y comunicadora social, experiencia que le ayudó a controlar la situación. "Yo no justifico la violencia a ninguno de sus aspectos. No justifico a este joven en absoluto, pero creo que la inversión pasa por la educación, por dar oportunidades. Los jóvenes que no tienen un para qué, caen en la adicción, en el robo", cerró.
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