Tenía una mancha en el párpado y fue diagnosticada con trágica enfermedad: "Me froté el ojo y la piel empezó a sangrar"
- Por Diego Alonzo
Jessica Zbinden-Webster tenía 26 años cuando fue diagnosticada con una trágica enfermedad. Todo comenzó cuando notó lo que a simple vista parecía ser un poro obstruido en uno de sus párpados. En ese momento, lo ignoró al inferir que podía ser una imperfección en su piel, pero era mucho más grave de lo que pensaba.
"Una mañana, sentada en mi escritorio, me froté el ojo y la piel de la lesión se desprendió y empezó a sangrar", contó la mujer de Reino Unido, que ahora tiene 33 años.
Al día siguiente, concurrió a un centro médico y su doctor de cabecera le dio la noticia: tenía cáncer de piel, específicamente un carcinoma basocelular, que corresponde a uno de los más comunes de este tipo.



Tuvo que ingresar a pabellón
Al ser notificada de su enfermedad, Jessica fue sometida a una primera cirugía, donde terminó perdiendo gran parte de su párpado inferior, informó Mirror.
LO ÚLTIMO"El agujero que dejó la cirugía para extirparlo era tan grande que necesité un injerto de piel. Me sometí a dos cirugías, una tras otra en días consecutivos: una para extirpar el párpado y otra para hacer el injerto", detalló.
Dicho esto, indicó que "mi cirujano tomó piel de la parte interior de mi brazo, la afeitó hasta dejarla finísima y luego la colocó sobre mi párpado. Desde entonces, me he sometido a cinco cirugías láser para alisar la piel, ya que la piel debajo de los ojos es única. Es la más delgada del cuerpo y necesita una forma específica de contraerse y funcionar como la piel normal del ojo".
"Si no me la hubieran extirpado, podría haberse extendido al hueso o al nervio óptico, que habría sido una vía de acceso a mi cerebro. Tenía que salir", afirmó.
Hoy en día está libre de cáncer
Jessica recalcó que en la actualidad se encuentra libre de cáncer y que "con un poco de maquillaje apenas se ve el injerto".
No obstante, aún está presente la sombra de la enfermedad, por lo que ha estado cuidando su piel de rayos de sol que pueden ser dañinos para la salud.
"Nunca he sido una gran aficionada al sol, pero al tener ojos azules y piel clara, estoy genéticamente predispuesta a sufrir daños solares", añadió.
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