Columna de Mauricio Morales: "¿Se te apareció Demócratas?"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

Sorpresa causó la elección de José García Ruminot como Presidente del Senado. En el papel, era Pedro Araya (PPD) el llamado a ocupar ese cargo. Sin embargo, todo parece indicar que el gobierno no le hizo mucho empeño para empujar la elección de Araya, un senador que algunos catalogan como díscolo. A veces es mejor ceder el poder a un representante moderado de la oposición que a uno de los propios, pero que en el camino podría mostrar los dientes.

Ante esa falta de convicción apareció Demócratas, fielmente representado por la dupla Rincón/Walker. ¿Cómo se explica que un partido que aún no se mide en las urnas se haya quedado con la vicepresidencia del Senado (Matías Walker), propinándole de paso otra derrota al gobierno?, ¿qué pasaría si Demócratas se queda con la Presidencia de la Cámara?, ¿quién pierde en este nuevo escenario?

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Hagamos un poco de historia. Demócratas es una escisión de la Democracia Cristiana (DC), encabezada por líderes políticos que apoyaron el “Rechazo” en el plebiscito de 2022. Desoyendo el llamado de la DC para votar “Apruebo”, este puñado de representantes tuvo la valentía y el aplomo para oponerse a su partido y al gobierno, recibiendo las críticas y el desprecio de sus camaradas. Sin embargo, los datos mostraron que su rebeldía tenía asidero: el Rechazo arrasó en todo Chile, y especialmente en los votantes de centro. De ahí en adelante, Demócratas inició el siempre difícil proceso de constituirse como partido político, enfrentando en ese intermedio la derrota electoral en el plebiscito de 2023.

Este resultado no amilanó la convicción de sus líderes para seguir adelante, transformándose en un partido decisivo tanto en la Cámara como en el Senado. En la práctica, en Chile se hace lo que quiere Demócratas, pues con sus pequeñas bancadas en el Congreso es capaz de marcar los equilibrios. Hoy por hoy, es un centro posicional y estratégico, cuyo poder se explica no solo por la fragmentación, sino que también por la dificultad del gobierno para generar mayorías estables.

Pero este año Demócratas debe medirse en las urnas. Dado que aún es un partido pequeño, necesita pactar con alguna de las dos coaliciones más grandes. Ir en solitario no tienen ningún sentido. Esto, al menos, en alcaldes y gobernadores regionales, pues en concejales y CORES debe competir con una lista propia -probablemente en compañía de Amarillos- para abarcar electoralmente todo el país. Y es acá en que Demócratas debe demostrar su sapiencia estratégica.

 

 

El pacto con la derecha debe ser por omisión en los cargos uninominales, manteniendo la independencia en la competencia por cargos plurinominales. Si el resultado no es positivo, entonces rápidamente deberá pactar con la derecha para las elecciones legislativas de 2025. La derecha necesita una coalición legislativa amplia y para eso deberá reservar cupos para los diputados y senadores de Demócratas que buscan la reelección. Ahí recae, entonces, el poder de chantaje de este emergente partido. Por un lado, presiona al gobierno y, por otro, ofrece las mayorías suficientes para que la próxima administración de derecha sea exitosa. En tal sentido, Demócratas está en el mejor de los mundos, pero de todos modos necesita demostrar su poder en las urnas.

¿Quién pierde en este nuevo panorama político? La DC. De eso no hay duda. Primero, porque ya desangró sus bancadas en la Cámara y en el Senado. Segundo, porque su única chance de sobrevivencia es inclinarse ante la izquierda y aceptar lo que desde ahí le ofrezcan. Tercero, porque quedó despoblada de liderazgos capaces de sacar adelante el partido. Cuarto, porque la derecha no necesita a la DC y el gobierno tampoco. Esto, porque tanto el pacto fiscal como la reforma previsional podrían ser rechazados, incluso, con el apoyo de la Falange.

En consecuencia, la DC se transformó en un partido irrelevante, y Demócratas en un actor clave del proceso legislativo. El golpe de gracia está en la elección del Presidente de la Cámara. Si Demócratas se anota un nuevo éxito, habrá dado una clase de estrategia política. Sin embargo, todo esto podría terminar en una simple anécdota si no ratifica esta fuerza en las urnas. Solo un triunfo electoral significativo hará que Demócratas inicie un proceso de autonomía, fijando su posición en el centro. Por ahora, solo le resta pactar, aprovechando que la derecha los necesita y que el gobierno aún no pierde la esperanza de contar con sus votos para sacar adelante su agenda.

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