Logo Mega

Este aviso se cerrará en segundos

Columna de Mauricio Morales: "Despiñerizando a Evelyn"

Por Mauricio Morales, doctor en Ciencia Política, profesor titular, Universidad de Talca-Campus Santiago.

La carrera presidencial en la derecha comenzó hace rato. Independiente de quién llega vivo a la primera vuelta, lo cierto es que Matthei y Kast inevitablemente tendrán un enfrentamiento. Por ahora, las encuestas favorecen claramente a Matthei. De hecho, según la reciente Cadem marca 21%, mientras que Kast retrocedió al 12%, bajando 7 puntos respecto a la medición de febrero.

Matthei prontamente debiese anunciar que no competirá a la reelección por Providencia, y Kast asumirá el liderazgo de su sector para disputar el poder local no solo frente a la izquierda, sino que también ante Chile Vamos. Adicionalmente, su partido -Republicanos- ya se encuentra elaborando las futuras plantillas de candidatos al Congreso.

Ir a la siguiente nota

Kast quiere repetir el éxito de las elecciones anteriores en que el Frente Social Cristiano obtuvo 15 diputados, aunque sin muchas expectativas de replicar el 35% de los votos que alcanzó en la elección de consejeros constitucionales de 2023. Matthei y Kast saben que la derecha saldrá triunfadora en los comicios locales del 27 de octubre de este año, pero la duda es quién será el vencedor dentro de ese sector político.

La exministra debiese presentar una estrategia en la siguiente dirección. Primero, y como señalé, renunciar a la reelección en Providencia. Sería partir con el pie izquierdo repostular a un cargo que dejará a poco andar. Segundo, convertirse en una interlocutora válida para el gobierno. No es necesario pelearse con el Presidente, sino que colaborar. Ella tiene en sus manos la posibilidad de sacar adelante el pacto fiscal y la reforma tributaria, demostrando su liderazgo y poder dentro de la derecha. La parálisis legislativa y el escaso avance de ambas reformas solo alimentarán la frustración y el desencanto, beneficiando a los actores polares del sistema de partidos.

 

 

Tercero, demostrar moderación. Matthei no puede convertirse en una mala copia de Kast. Por eso mismo, estuvo correcta su intervención respecto a los militares: no pueden salir a la calle sin reglas claras. Cuarto, convertirse en líder de la coalición. Por ahora, Matthei aparece con un liderazgo importante e indiscutible en la opinión pública, pero necesita trasladar esa estatura al Congreso, lugar donde se toman las decisiones más relevantes. Quinto, dejar por un momento su función como alcaldesa mayor. Matthei debe entender muy tempranamente que sin partidos no hay buen gobierno, y que jugar al independiente que no se junta con los chicos malos de la política, solo sirve para ganar elecciones, pero no para administrar exitosamente un país. Sexto, generar una propuesta simple, acotada y realizable en cuatro años. Los ejes centrales debiesen ser crecimiento económico y empleo, seguridad pública, y control migratorio. La ciudadanía ya no se siente tan cómoda frente a programas extensos, excesivamente elaborados y con escasas probabilidades de materialización. Hoy se necesita de ideas breves, precisas y con respaldo científico de éxito.

Séptimo, “despiñerizarse”. No habrá otro Sebastián Piñera y, en consecuencia, no tiene mucho sentido pegarse a su figura o erigirse como la heredera política del expresidente. Eso lo deciden los votantes, y como ha mostrado la encuesta Cadem del mes pasado, las bases sociales de Piñera y Matthei son muy similares. ¿Para qué insistir en ese punto? Lo peor que le podría suceder a Matthei es que su campaña sea identificada más como un tercer gobierno de Piñera que como el de la primera mujer de derecha en llegar a la Presidencia. Octavo, insistir en los grandes acuerdos. Esto es clave. Ya sabemos que la oposición tiene la primera chance de ser gobierno. No por nada, desde 2015 hasta 2023 en América Latina, las oposiciones han ganado 24 de las 31 elecciones. Matthei tiene la posibilidad de convertirse en una líder de fuste si consigue un acuerdo, especialmente en materia previsional. De hecho, es deseable que así sea, pues de lo contrario sería su gobierno el encargado de enfrentar nuevamente el asunto. Noveno, armar equipos en que confluyan distintas generaciones políticas. Solo un dato. Juan Antonio Coloma -presidente del Senado- no podrá repostular. Su experiencia y capacidades lo convierten en un aliado ideal para pensar en un eventual gabinete. Décimo, discutir y enfrentarse a Kast, pero no concentrar sus esfuerzos de campaña en esa dinámica, pues el centro quedará desprotegido y disponible para cualquier otra candidatura.

Todo sobre Cadem