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Hombre que contrajo polio hace 70 años vive atrapado en un pulmón de acero para sobrevivir: "Nunca me rendí"

  • Por Meganoticias

Paul Alexander, de 75 años, es una de las últimas personas en el mundo que aún utiliza un pulmón de acero para poder respirar. Contrajo polio hace casi siete décadas y desde entonces usa el artefacto.

La poliomielitis llegó a la vida del hombre en el año 1952, cuando apenas tenía 6 años y aún vivía con su familia en los suburbios de Dallas, en Texas, Estados Unidos, según reseñó el New York Post.

Alexander quedó paralizado de la cintura para abajo y tuvieron que trasladarlo de urgencia al hospital, donde finalmente fue colocado en un pulmón de acero. “Perdí todo: la capacidad de moverme, mis piernas no me sostenían y luego no podía respirar”, dijo.

El pulmón de hierro es una cápsula hermética que succiona oxígeno por presión negativa. Esto permite que los pulmones se expandan y que el paciente pueda respirar. El artilugio es grande y aparatoso, por lo que requiere que la persona que lo usa permanezca adentro mientras está funcionando.

Aprendió a “respirar como una rana” durante una época

Debido a la parálisis de Alexander y su dependencia a la gigantesca máquina, los médicos no le dieron un diagnóstico muy esperanzador en su momento. Sin embargo, el hombre apodado como “Polio Paul” demostró que quería vivir y no se rendiría.

Su sueño de convertirse en un abogado estuvo a punto de verse frustrado cuando en un principio le negaron la entrada a la universidad debido a su situación clínica, pero el hombre perseveró. Dos años después de aplicar por primera vez, fue admitido en la Universidad Metodista del Sur con una beca.

“Nunca me rendí, y (todavía) no voy a hacerlo”, declaró Alexander, quien se graduó con un Juris Doctor de la Universidad de Texas en la Escuela de Leyes de Austin en 1984. “Finalmente sucedió algo bueno, quería ser abogado durante mucho tiempo”, recordó.

Alexander se destacó durante varias décadas en el campo de las leyes y consiguió dejar el pulmón de acero por varios minutos después de aprender a “respirar como una rana”. Debido a su avanzada edad, Alexander permanece confinado en la máquina las 24 horas del día y los 7 días de la semana en un centro de Dallas.

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