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William Friedkin: Una vida en torno al cine

Pocas figuras del cine eran tan arrolladoras como la de William Friedkin. El director falleció dejando un legado tan grande como su amor por el cine. Un amor que en los tiempos que corren podría considerarse como tóxico, sumamente pasional.

Friedkin vivía por el cine y por el cine murió. Parte de esa generación que cambió la industria de los años 70, era también el con menos prensa. El nombre de Friedkin no aparece antes de Spielberg, Scorsese, Fellini y Coppola a la hora de nombrar a la generación de oro del cine moderno. Mal está, su nombre es tan importante como los recién nombrados.

A los 78 años y con una película fijada para estrenarse en el Festival de Venecia, la figura de Friedkin se vuelve tan vital como polémica.

 

Dueño de una dirección frenética, el genio tras la película de terror más importante de la historia es más que el exorcista y sus peculiares métodos dan para un libro entero.

El Exorcista: No hay nada nuevo que se pueda decir de esta película que no se haya dicho o escrito. Esteril queda cualquier nuevo análisis, más no un nuevo visionado. En un género tan cambiante como lo es el terror (que responde a los miedos de cada época) es sumamente loable que la ópera magna de Friedkin siga siendo un producto que coloca los pelos de punta y produce una necesidad casi biológica de alejar la vista de la pantalla. El terror magnánimo de El Exorcista es inigualable. La habilidad de crear una atmósfera en torno a la historia es solo un ejemplo del talento de Friedkin. Curioso el caso de El Exorcista que ganó dos premios Oscar (Mejor guion y sonido) considerando que el terror es un género históricamente menospreciado por la Academia.

The French Connection: Aunque dos años antes Friedkin ya había ganado un Oscar propio. El premio a mejor director por The French Connection, una historia policial con toques noir. Una película trepidante, con un ritmo creciente que tiene las persecuciones como foco de la maestría narrativa de Friedkin. La escena del metro, del tren e incluso el cansino seguimiento por las calles están impregnadas de una tensión sublime. Aunque a Friedkin le faltó un poco de ojo a la hora de definir el elenco. El director encargó al equipo de casting conseguir a “aquel español de Bella de día”. Dicho y hecho, el equipo contrató a Fernando Rey como villano de la película, Friedkin quería a Francisco Rabal.

The French Connection concentra otra de las grandes curiosidades del cine. Friedkin trabajó en estrecha relación con la policía de Nueva York para esta película, tanto así que se hizo amigo de un joven policía llamado Randy Jurgensen, quien terminó siendo extra en la película. En la vida real, el policía estuvo 6 meses de encubierto en la búsqueda de un asesino en serie. Por otro lado, para el Exorcista, el director visitaba los centros médicos de Nueva York para ver procedimientos, uno de los doctores fue contratado como extra debido a su buena relación con Friedkin. Años después se descubriría que el extra de El Exorcista era el asesino en serie que buscaba el extra de The French Connection. La película está en Star+

Sorcerer: Completa la trilogía de William Friedkin, y se podría detallar la magnificencia del camión cruzando por el endeble puente de madera. O de su supuesta maldición, que la ayudó a convertirse en una producción de culto. Pero la verdad es que su difícil producción de la película es solo reflejo de la locura y pasión que Friedkin impregna en sus películas.

Paco Rabal (que ahora sí trabajó con Friedkin) reveló al director Fernando Trueba que el norteamericano estaba encaprichado con un plano general del pueblo explotando. Una escena que normalmente se haría con maquetas, Friedkin la quería hacer de verdad. Según se relata, Paramount ocupó sus influencias en República Dominicana y obligó a emigrar y mudarse a todo un pueblo para luego volarlo por los aires.

Con sus múltiples defectos, Friedkin era el dueño de un talento superlativo, un director honesto, ácido y atrevido. En una conversación con su amigo, el director Nicolas Winding Refn, Friedkin lo reta por considerar Drive (película dirigida por el mismo Winding) como una obra maestra. “No sabremos nada de Drive hasta dentro de 30 años” dice Friedkin. Hoy, más de 30 años después de sus grandes películas, podemos decir que Friedkin era un maestro.

 

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